sábado, marzo 11, 2006

poemas antes de dormir...











La Luna

Jaime Sabines

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna
en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito
del aire de la luna para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna a los presos
y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas
Algo de Octavio Paz...
Cierra los ojos
y a oscuras
piérdete bajo el follaje rojo
de tus párpados.
Húndete en esas espirales del sonido
que zumba y cae y suena allá, remoto,
hacia el sitio del tímpano,
como una catarata ensordecida.
Hunde tu ser a oscuras,
anégate en tu piel, y más, en tus entrañas;
que te deslumbre y ciegue el hueso,
lívida centella,
y entre simas
y golfos de tiniebla
abra su azul penacho el fuego fatuo.
En esa sombra líquida del sueño moja tu desnudez;
abandona tu forma,
espuma que no se sabe quién dejó en la orilla;
piérdete en tí, infinita,
en tu infinito ser,
mar que se pierde en otro mar: olvídate y olvídame.

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