sábado, marzo 11, 2006

Diarios de Adán y Eva /Mark Twain III

Hoy todo parece mejor que ayer.
Ayer, en el apuro por terminar, las
montañas quedaron todas desiguales,
y algunas de las planicies estaban
tan tapadas de residuos y
de basura que su aspecto era desastroso.
Obras de arte tan nobles y hermosos
no deberían estar sujetas a la prisa;
y este mundo nuevo y majestuoso
es en realidad la obra más noble y hermosa.
Y, por cierto, maravillosamente cercana a la perfección,
a pesar del poco tiempo.
Hay demasiadas estrellas
en algunos lugares y no las suficientes en otros,
pero eso puede ser remediado enseguida,
sin duda. La luna se desató anoche, y se deslizó
y cayó fuera del sistema: es una pérdida muy importante.
Me rompe el corazón pensar en ella.
No hay ninguna otra cosa entre los ornamentos y
la decoración que se le compare en belleza y terminación.
Debería haber estado mejor amarrada. Si
sólo pudiésemos recuperarla de nuevo...
Pero, por supuesto, no hay indicios de adonde fue.
Y además, quien la encuentre la esconderá;
lo sé porque eso es lo que yo haría.
Creo que puedo ser honesta en otros asuntos,
pero ya empiezo a darme cuenta de que la esencia y
el centro de mi naturaleza está en el amor hacia lo bello,
en la pasión por la bello,
y que no sería seguro confiarme
una luna que perteneciese a otra persona y
que esa persona no supiese que yo la tengo.
Podría renunciar a una luna que encontrase
durante el día por temor a que alguien estuviese mirando;
pero, si la encontrase en la oscuridad,
estoy segura de que buscaría alguna clase de excusa
para no decir nada acerca de ella.
Porque yo amo a las lunas, son tan bonitas y tan románticas.

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