POR ASESINATOS, SECUESTROS Y TORTURAS
De traje y chaleco antibalas, con el rostro pálido y duro como una calavera, el ex director de Investigaciones de la policía de Ramón Camps, Miguel Osvaldo Etchecolatz, se sentó en el banquillo. El presidente del Tribunal Oral Federal 1, Carlos Rozanski, le pidió al público que le permitieran leer la sentencia hasta el final. Pero no pudo. “Condenando a la pena de reclusión perpetua...”, alcanzó a decir, antes que toda la sala se uniera en un único grito, liberando la tensión acumulada. El cordón de policías y penitenciarios que rodeaba al represor levantó los escudos, pero no pudo evitar la lluvia de bombas de pintura roja. Etchecolatz se retiró entre los gritos de “asesino”. Ya no volvería sino su abogado, para escuchar el resto de la condena por seis asesinatos y ocho secuestros y torturas, que lo inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos, lo envió a una cárcel común y señaló, por primera vez, que todos sus crímenes fueron “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”
Por Werner Pertot
Las últimas palabras del sentenciado
Durante su alegato, Etchecolatz se autodefinió como "un prisionero de guerra y detenido político" y aseguró que antes de conocerse la sentencia que sabe que lo van a condenar.
La orden era "ejecutar a los subversivos".
"Este juicio para mí ha sido instrumentado como un rompecabezas para niños bobos o bien para grandes avivados porque he participado de una guerra que ganamos con las armas pero que políticamente vamos perdiendo", sostuvo el ex policía, acusado por secuestros ilegales, tormentos y homicidios cometidos durante la última dictadura militar.
Etchecolatz también dijo, dirigiéndose a los integrantes del Tribunal, que "no es este tribunal el que me condena, son ustedes los que me condenan, son los que se condenan".
La defensa de Etchecolatz, en tanto, pidió la "absolución" del represor y advirtió sobre la "inconstitucionalidad" de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
"La culpa es del que ataca y no del que se defiende", señaló el letrado Luis Boffi durante su argumentación ante el Tribunal Federal Oral 1, al insistir en su estrategia de remarcar que la represión ilegal durante la década del 70 fue parte de una "guerra" y no un acto de terrorismo de Estado.
ADAGIO EN MI PAÍS
Letra de Alfredo Zitarrosa
Musica de Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!
miércoles, septiembre 20, 2006
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