martes, septiembre 26, 2006
Dilema o Edema?
Crònicas de una Gataflora ò una Gataflora Crònica?
Posibles respuestas
(dejà la tuya)
El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.
Manuel Vicent
Lo peor que puede hacer una persona en su vida,
es huir de sí mismo;
tarde o temprano se alcanzará,
y además cansado.
Anónimo
Al hombre de cada siglo
le salva un grupo de hombres
que se oponen a sus gustos.
G. K. Chesterton (1874-1936)
"El mundo en la memoria"
Me fascina Facundo Cabral.
Estoy en un momento de mi vida en que redescubro,
que miro con otra mirada,
desde otro àngulo,posicionada en otro lugar.
Miro.Màs que mirar, contemplo.
Leer me da cada vez màs placer.
Pego un fragmento de "El mundo en la memoria", escrito, por supuesto,
por Facundo Cabral.
Gatafloradeatar
Recuerdo los días en que yo caminaba con todos por todas partes, recuerdo los oficios que, de país en país, enriquecía a mi canto, primaveras, bombardeos y terremotos, festejos y manifestaciones, inundaciones, partos y asesinatos, recuerdo pueblos liberados y países ocupados, ricos aburridos y pobres agradecidos, ojos verdes y arenas negras, noches andaluzas y mañanas griegas, recuerdo flautas y recuerdo mimos en las veredas de los museos donde me esperaban Klee, Cézanne, Velázquez, Tamayo y Caravaggio, recuerdo universidades y templos donde canté y conté lo que nunca se había cantado y contado, recuerdo bibliotecas donde el Dante y Cervantes seguían vivos, recuerdo velatorios haitianos, es decir coloridos, y casamientos bulliciosos, es decir portorriqueños, recuerdo a la miseria y a la sabiduría juntas en la India y a lo mejor y a lo peor juntos en Nueva York. Recuerdo a los menos inspirados queriendo cambiar a la Historia, al dudoso Progreso borrando precisas costumbres y a Mishima suicidándose para nada. Recuerdo al Guernica de Picasso, al Adriano de Marguerite Yourcenar y al Thomas Mann de Visconti, recuerdo a la niebla borrando a Londres y a los leones cercando al búfalo, al sol incendiando al desierto y a Occidente envenenando a Oriente. Recuerdo los cantos de Ezra Pound, el silencio blanco de la Siberia y el irreal pueblo chino por la que creí imaginaria a mi primera visita, pero ante todo recuerdo el viaje en el Transiberiano, sólo con mi guitarra y un cuaderno de apuntes que llené con dibujos porque no tuve palabras para contar tantas maravillas. En China llegué a pensar que todos eran artesanos porque todo estaba hecho a mano, hasta las mujeres parecían obra de manos tan delicadas como antiguas, hechas para acompañar a hombres silenciosos y a jarrones dignísimos, es más, en China pensé que todo lo que había en el mundo era obra de los chinos, desde la imprenta a la que le debo Rilke y Schopenhauer hasta la brújula que me auxilio en los mares y los desiertos, desde los barriletes que amaba la abuela de Ninoska a los spaghettis que ama Francesca, desde la pólvora de nuestras guerras a las coplas de Yupanqui, desde las refinadas telas de Giacometti a la sonrisa leve de la Gioconda, desde la carretilla donde mi ahijado junta leña a los fuegos artificiales con que los políticos juntan gente, que cuando es mucha siempre me suena a China, donde con antiquísimas agujas me reordenaron el esqueleto, y recuerdo esto cuando tengo enfrente un texto mío traducido a uno de los muchos dialectos chinos, maravillosos caracteres dibujados por maravillosos artesanos que nunca veré pero que, como artista, siempre sospeché, porque toda escritura, en China, ante todo es un hecho plástico, un idioma de iniciados, y las manos chinas son tan virtuosas que todos los chinos me parecían violocenllistas, como si ser diestro fuera la primera condición para ser chino, que hasta debe ser hábil para manejar los palillos con los que come, el chino que venera al equilibrio, tan sutil que parece no apoyar sus pies en la tierra, que siempre parece estar fuera de este mundo, el chino lunar que no se deja excitar por los alaridos del sol, el chino que sólo canta notas agudas para confundirse con el violín que lo acompaña, que bebe un vino melancólicamente dulce y aprecia, como nadie en el mundo, el croar de las ranas, el chino hermético pero claro, el chino que hasta mendigando mantiene una aristocracia espiritual, el chino que ama a chinas que parecen delicadas plantas como aquella muchacha de Shangai que casi me atropelló con su bicicleta, a la que sólo le ví los ojos y la sonrisa porque estaba oculta entre la gorra típica y el alto cuello de la chaqueta mao, pero fue suficiente, ¿qué más?, y recordé cuántas veces me había enamorado sólo por los ojos, pero ante todo por la mirada de la mujer. Y esos embriagantes ojos rasgados, misteriosos de tan cerrados, me llevaron detrás de esa delicadeza, de esa piel de porcelana Ming, continuación de esa refinada dinastía, y casi en el aire fuí cruzando con esa muchacha alada por calles atestadas donde nadie ofrecía sus cosas a los gritos, sólo hablaban de las bondades de sus cosas a los que estaban interesados. Y esa silenciosa y dulce muchacha (amante de los petardos, como todos los chinos) fue mi guía, ella, luna en pleno día (como todas las chinas), discreta claridad en esa atmósfera impresionista, con la tranquilidad de saber que nadie esperaba nada de mí en esa comunidad tan gigantesca como cerrada, donde todos estaban dispuestos para el trabajo pero tan serenamente que nunca se sentía esfuerzo, y esa calma estaba apoyada en los venerables ancianos de dignísimas cabezas que debe haber amado Rodín en el París de la France y Xul Solar en el Buenos Aires que todavía era Buenos Aires. No nos podíamos decir nada, pero ¿para qué?, y en esa situación me sentí profundamente taoísta, aunque en el respeto que me rodeaba estaba presente Confucio. Todo nos unía, ni siquiera su bicicleta, entre ella y yo, nos separaba, todo nos unía, tanto que ni tuve curiosidad de imaginar lo que pensaba. Todos nos veían pero nadie nos miraba, es decir que todo estaba en nuestras manos, no había ninguna posibilidad de fuga, ¿y a quién se le hubiera ocurrido, cómo abandonar ese intento de los cuerpos de encontrarse con las almas, cómo hacer callar a esas altas campanas?, por eso nos dejamos llevar por ese torrente humano que inundaba calles que eran mercados que imperceptiblemente se convertían en casas donde los jóvenes no decían nada y los viejos callaban, y ese río azul y gris remodelaba, como hacía tantos siglos, el perfil de todas las cosas, desde los platos que enamoraron a Picasso a las grandes puertas donde hasta Wagner se hubiera hincado, desde las linternas alimentadas por aceite a los guardias rojos que sólo guardaban órdenes a la memoria. Meterse en la cama con la muchacha de Shangai era como meterse en un río porque se me adhería como una planta, era un helecho que me abrazaba para siempre, atomizada en hojas para rodearme, se ocupaba de mí como si recién hubiera llegado al mundo, estaba para servirme, sin hablar, sólo gimiendo suavemente como una ventisca que llegaba de las tranquilidades del Paraíso, por eso yo me sentía beatificado en medio de la más poética excitación. Y cuando ella llegaba al punto más alto de la danza, al remolino que arrastraba todo, yo la esperaba al borde de la cama, entonces éramos una ola que se perdía en el mar de la eternidad. Entera, nunca fragmentada como la occidental que siempre tiene otras cosas que hacer, naderías que le impiden llegar a la totalidad, siempre entera ahí, con uno, tan entera en uno que fue el más claro de los espejos, el único que me reflejó entero, por eso supe que era mucho más de lo que creía, entonces comencé a ser más generoso conmigo, y al amarme más me amaron más, por eso mis conciertos pasaron a ser una manera de la felicidad, como leer con ellas las calles de Shangai. Estaba tan ahí que era parte de las sábanas, las alas de la cama donde volábamos a estadíos que pocas veces se alcanzan, a los más bajos y a los más altos porque la libertad borra la desdichada línea entre el bien y el mal, prejuicio, superstición que nos empobrece, y al valer todo alcanzábamos la totalidad con la misma gracia con que la paz llegaba, sin que nos diéramos cuenta porque lo esencial no requiere esfuerzo, se mueve silenciosamente con la fuerza natural de la vida, nunca tan saludable como con ella, que cuando me sabía satisfecho salía caminando tan sensualmente como si fuera por una pasarela de Miyagui en París para prepararme el mismo té que le confiaba maravillas a Chuang-Tzú, un poco antes que Jesús nos trajera la gran noticia, el Jesús que ella conoció por mí, al que, con acierto, creyó un poeta, un mago que merecía mejor audiencia. En China descansé de lo sentimental y de la queja, que nos agobia en Occidente, por eso ella, sin reproches, me hizo la maleta cuando decidí salir de China, lección de respeto al individuo, alta inteligencia, como siguiendo un orden decidido hacía siglos, por eso la maleta me pareció ordenada por primera vez, y para siempre, y en su sereno silencio supe que se puede ser dos, armoniosamente. El chino ni siquiera en la muerte ve algo trágico, por eso los cementerios chinos no son tristes, los gigantescos cementerios que ocupan las laderas de las montanas, tan naturales que ningún vivo se siente incómodo. En China, cada palabra es un paisaje, por eso un poema de cuatro líneas puede significar más que un film, y más excitante porque no muestra, sugiere. El chino ama, ante todo, al equilibrio, a la armonía, a la simplicidad hasta en la lengua, que tiene palabras de una sílaba, que se pronuncia con una conmovedora precisión, por eso las frases chinas son exclamaciones infantiles, por eso siempre les abrimos el corazón, y más porque son cantadas, ¿y quién no le abre el corazón a una canción? El chino es tan modesto que jamás se llama a si mismo religioso porque cree que es demasiada para un hombre la idea de Dios. El chino nunca va más allá de lo que pueda entender la naturaleza humana, y la imprudencia no es una debilidad china, hasta el mismísimo Buda borra con una sonrisa a lo que inocentemente llamamos realidad. El chino es tan prudente que un alto pensador como Lao-Tsé sugería gobernar al imperio como se fríe a un pescado, es decir tranquila y alegremente. También decía que del gobernante sólo debía conocerse su existencia, y que buen gobernante es aquel que gobierna de tan sutil manera que el pueblo no sabe que es él, y no ellos, el que decide lo que ellos creen decidir. El chino es tan sensible que Confucio, impactado por una melodía, estuvo tres meses sin comer (la música china es una sucesión de estrépitos, un escándalo con profundidad de mantra, maravilla que minimiza los errores que nos agobian hasta hacerlos desaparecer). Hasta los quinientos budas de Cantón son tan sabios que ninguno quiere parecer bueno, y menos santo, es más, es un coro, una comunidad tan abierta y saludable que uno de esos budas es Marco Polo, y de sombrero, como debe verse un caballero italiano, y otros juegan con niños, y otros lo tienen en brazos, budas que muestran que la grandeza está en nuestra pequeñez por eso los chinos están tan cómodos en los templos que hasta fuman y ríen dentro de ellos (los budistas suelen hacer dioses de mantequilla que, al derretirse nos recuerdan nuestra momentaneidad, nuestro fugaz paso por la Tierra). (Fragmento del libro El mundo en la memoria)
Estoy en un momento de mi vida en que redescubro,
que miro con otra mirada,
desde otro àngulo,posicionada en otro lugar.
Miro.Màs que mirar, contemplo.
Leer me da cada vez màs placer.
Pego un fragmento de "El mundo en la memoria", escrito, por supuesto,
por Facundo Cabral.
Gatafloradeatar
Recuerdo los días en que yo caminaba con todos por todas partes, recuerdo los oficios que, de país en país, enriquecía a mi canto, primaveras, bombardeos y terremotos, festejos y manifestaciones, inundaciones, partos y asesinatos, recuerdo pueblos liberados y países ocupados, ricos aburridos y pobres agradecidos, ojos verdes y arenas negras, noches andaluzas y mañanas griegas, recuerdo flautas y recuerdo mimos en las veredas de los museos donde me esperaban Klee, Cézanne, Velázquez, Tamayo y Caravaggio, recuerdo universidades y templos donde canté y conté lo que nunca se había cantado y contado, recuerdo bibliotecas donde el Dante y Cervantes seguían vivos, recuerdo velatorios haitianos, es decir coloridos, y casamientos bulliciosos, es decir portorriqueños, recuerdo a la miseria y a la sabiduría juntas en la India y a lo mejor y a lo peor juntos en Nueva York. Recuerdo a los menos inspirados queriendo cambiar a la Historia, al dudoso Progreso borrando precisas costumbres y a Mishima suicidándose para nada. Recuerdo al Guernica de Picasso, al Adriano de Marguerite Yourcenar y al Thomas Mann de Visconti, recuerdo a la niebla borrando a Londres y a los leones cercando al búfalo, al sol incendiando al desierto y a Occidente envenenando a Oriente. Recuerdo los cantos de Ezra Pound, el silencio blanco de la Siberia y el irreal pueblo chino por la que creí imaginaria a mi primera visita, pero ante todo recuerdo el viaje en el Transiberiano, sólo con mi guitarra y un cuaderno de apuntes que llené con dibujos porque no tuve palabras para contar tantas maravillas. En China llegué a pensar que todos eran artesanos porque todo estaba hecho a mano, hasta las mujeres parecían obra de manos tan delicadas como antiguas, hechas para acompañar a hombres silenciosos y a jarrones dignísimos, es más, en China pensé que todo lo que había en el mundo era obra de los chinos, desde la imprenta a la que le debo Rilke y Schopenhauer hasta la brújula que me auxilio en los mares y los desiertos, desde los barriletes que amaba la abuela de Ninoska a los spaghettis que ama Francesca, desde la pólvora de nuestras guerras a las coplas de Yupanqui, desde las refinadas telas de Giacometti a la sonrisa leve de la Gioconda, desde la carretilla donde mi ahijado junta leña a los fuegos artificiales con que los políticos juntan gente, que cuando es mucha siempre me suena a China, donde con antiquísimas agujas me reordenaron el esqueleto, y recuerdo esto cuando tengo enfrente un texto mío traducido a uno de los muchos dialectos chinos, maravillosos caracteres dibujados por maravillosos artesanos que nunca veré pero que, como artista, siempre sospeché, porque toda escritura, en China, ante todo es un hecho plástico, un idioma de iniciados, y las manos chinas son tan virtuosas que todos los chinos me parecían violocenllistas, como si ser diestro fuera la primera condición para ser chino, que hasta debe ser hábil para manejar los palillos con los que come, el chino que venera al equilibrio, tan sutil que parece no apoyar sus pies en la tierra, que siempre parece estar fuera de este mundo, el chino lunar que no se deja excitar por los alaridos del sol, el chino que sólo canta notas agudas para confundirse con el violín que lo acompaña, que bebe un vino melancólicamente dulce y aprecia, como nadie en el mundo, el croar de las ranas, el chino hermético pero claro, el chino que hasta mendigando mantiene una aristocracia espiritual, el chino que ama a chinas que parecen delicadas plantas como aquella muchacha de Shangai que casi me atropelló con su bicicleta, a la que sólo le ví los ojos y la sonrisa porque estaba oculta entre la gorra típica y el alto cuello de la chaqueta mao, pero fue suficiente, ¿qué más?, y recordé cuántas veces me había enamorado sólo por los ojos, pero ante todo por la mirada de la mujer. Y esos embriagantes ojos rasgados, misteriosos de tan cerrados, me llevaron detrás de esa delicadeza, de esa piel de porcelana Ming, continuación de esa refinada dinastía, y casi en el aire fuí cruzando con esa muchacha alada por calles atestadas donde nadie ofrecía sus cosas a los gritos, sólo hablaban de las bondades de sus cosas a los que estaban interesados. Y esa silenciosa y dulce muchacha (amante de los petardos, como todos los chinos) fue mi guía, ella, luna en pleno día (como todas las chinas), discreta claridad en esa atmósfera impresionista, con la tranquilidad de saber que nadie esperaba nada de mí en esa comunidad tan gigantesca como cerrada, donde todos estaban dispuestos para el trabajo pero tan serenamente que nunca se sentía esfuerzo, y esa calma estaba apoyada en los venerables ancianos de dignísimas cabezas que debe haber amado Rodín en el París de la France y Xul Solar en el Buenos Aires que todavía era Buenos Aires. No nos podíamos decir nada, pero ¿para qué?, y en esa situación me sentí profundamente taoísta, aunque en el respeto que me rodeaba estaba presente Confucio. Todo nos unía, ni siquiera su bicicleta, entre ella y yo, nos separaba, todo nos unía, tanto que ni tuve curiosidad de imaginar lo que pensaba. Todos nos veían pero nadie nos miraba, es decir que todo estaba en nuestras manos, no había ninguna posibilidad de fuga, ¿y a quién se le hubiera ocurrido, cómo abandonar ese intento de los cuerpos de encontrarse con las almas, cómo hacer callar a esas altas campanas?, por eso nos dejamos llevar por ese torrente humano que inundaba calles que eran mercados que imperceptiblemente se convertían en casas donde los jóvenes no decían nada y los viejos callaban, y ese río azul y gris remodelaba, como hacía tantos siglos, el perfil de todas las cosas, desde los platos que enamoraron a Picasso a las grandes puertas donde hasta Wagner se hubiera hincado, desde las linternas alimentadas por aceite a los guardias rojos que sólo guardaban órdenes a la memoria. Meterse en la cama con la muchacha de Shangai era como meterse en un río porque se me adhería como una planta, era un helecho que me abrazaba para siempre, atomizada en hojas para rodearme, se ocupaba de mí como si recién hubiera llegado al mundo, estaba para servirme, sin hablar, sólo gimiendo suavemente como una ventisca que llegaba de las tranquilidades del Paraíso, por eso yo me sentía beatificado en medio de la más poética excitación. Y cuando ella llegaba al punto más alto de la danza, al remolino que arrastraba todo, yo la esperaba al borde de la cama, entonces éramos una ola que se perdía en el mar de la eternidad. Entera, nunca fragmentada como la occidental que siempre tiene otras cosas que hacer, naderías que le impiden llegar a la totalidad, siempre entera ahí, con uno, tan entera en uno que fue el más claro de los espejos, el único que me reflejó entero, por eso supe que era mucho más de lo que creía, entonces comencé a ser más generoso conmigo, y al amarme más me amaron más, por eso mis conciertos pasaron a ser una manera de la felicidad, como leer con ellas las calles de Shangai. Estaba tan ahí que era parte de las sábanas, las alas de la cama donde volábamos a estadíos que pocas veces se alcanzan, a los más bajos y a los más altos porque la libertad borra la desdichada línea entre el bien y el mal, prejuicio, superstición que nos empobrece, y al valer todo alcanzábamos la totalidad con la misma gracia con que la paz llegaba, sin que nos diéramos cuenta porque lo esencial no requiere esfuerzo, se mueve silenciosamente con la fuerza natural de la vida, nunca tan saludable como con ella, que cuando me sabía satisfecho salía caminando tan sensualmente como si fuera por una pasarela de Miyagui en París para prepararme el mismo té que le confiaba maravillas a Chuang-Tzú, un poco antes que Jesús nos trajera la gran noticia, el Jesús que ella conoció por mí, al que, con acierto, creyó un poeta, un mago que merecía mejor audiencia. En China descansé de lo sentimental y de la queja, que nos agobia en Occidente, por eso ella, sin reproches, me hizo la maleta cuando decidí salir de China, lección de respeto al individuo, alta inteligencia, como siguiendo un orden decidido hacía siglos, por eso la maleta me pareció ordenada por primera vez, y para siempre, y en su sereno silencio supe que se puede ser dos, armoniosamente. El chino ni siquiera en la muerte ve algo trágico, por eso los cementerios chinos no son tristes, los gigantescos cementerios que ocupan las laderas de las montanas, tan naturales que ningún vivo se siente incómodo. En China, cada palabra es un paisaje, por eso un poema de cuatro líneas puede significar más que un film, y más excitante porque no muestra, sugiere. El chino ama, ante todo, al equilibrio, a la armonía, a la simplicidad hasta en la lengua, que tiene palabras de una sílaba, que se pronuncia con una conmovedora precisión, por eso las frases chinas son exclamaciones infantiles, por eso siempre les abrimos el corazón, y más porque son cantadas, ¿y quién no le abre el corazón a una canción? El chino es tan modesto que jamás se llama a si mismo religioso porque cree que es demasiada para un hombre la idea de Dios. El chino nunca va más allá de lo que pueda entender la naturaleza humana, y la imprudencia no es una debilidad china, hasta el mismísimo Buda borra con una sonrisa a lo que inocentemente llamamos realidad. El chino es tan prudente que un alto pensador como Lao-Tsé sugería gobernar al imperio como se fríe a un pescado, es decir tranquila y alegremente. También decía que del gobernante sólo debía conocerse su existencia, y que buen gobernante es aquel que gobierna de tan sutil manera que el pueblo no sabe que es él, y no ellos, el que decide lo que ellos creen decidir. El chino es tan sensible que Confucio, impactado por una melodía, estuvo tres meses sin comer (la música china es una sucesión de estrépitos, un escándalo con profundidad de mantra, maravilla que minimiza los errores que nos agobian hasta hacerlos desaparecer). Hasta los quinientos budas de Cantón son tan sabios que ninguno quiere parecer bueno, y menos santo, es más, es un coro, una comunidad tan abierta y saludable que uno de esos budas es Marco Polo, y de sombrero, como debe verse un caballero italiano, y otros juegan con niños, y otros lo tienen en brazos, budas que muestran que la grandeza está en nuestra pequeñez por eso los chinos están tan cómodos en los templos que hasta fuman y ríen dentro de ellos (los budistas suelen hacer dioses de mantequilla que, al derretirse nos recuerdan nuestra momentaneidad, nuestro fugaz paso por la Tierra). (Fragmento del libro El mundo en la memoria)
UN PASEO
POR LA TIERRA DE LOS ANAMITA
Cuentan un cuento de cuatro hindús ciegos, de allí del Indostán de Asia, que eran ciegos desde el nacer, y querían saber cómo era un elefante. «Vamos, dijo uno, adonde el elefante manso de la casa del rajá, que es príncipe generoso, y nos dejará saber cómo es.» Y a citas del príncipe se fueron, con su turbante blanco y su manto blanco; y oyeron en el camino rugir a la pantera y graznar al faisán de color de oro, que es como un pavo con dos plumas muy largas en la cola; y durmieron de noche en las ruinas de piedra de la famosa Jehanabad, donde hubo antes mucho comercio y poder; y pasaron por sobre un torrente colgándose mano a mano de una cuerda, que estaba a los dos lados levantada sobre una horquilla, como la cuerda floja en que bailan los gimnastas en los circos; y un carretero de buen corazón les dijo que se subieran en su carreta, porque su buey giboso de astas cortas era un buey bonazo, que debió ser algo así como abuelo en otra vida, y no se enojaba porque se le subieran los hombres encima, sino que miraba a los caminantes como convidándoles a entrar en el carro. Y así llegaron los cuatro ciegos al palacio del rajá, que era por fuera como un castillo, y por dentro como una caja de piedras preciosas, lleno todo de cojines y de colgaduras, y el techo bordado, y las paredes con florones de esmeraldas y zafiros, y las sillas de marfil, y el trono del rajá de marfil y de oro. «Venimos, señor rajá, a que nos deje ver con nuestras manos, que son los ojos de los pobres ciegos, cómo es de figura un elefante manso.» «Los ciegos son santos», dijo el rajá, «los hombres que desean saber son santos: los hombres deben aprenderlo todo por sí mismos, y no creer sin preguntar, ni hablar sin entender, ni pensar como esclavos lo que les mandan pensar otros: vayan los cuatro ciegos a ver con sus manos el elefante manso.» Echaron a correr los cuatro, como si les hubiera vuelto de repente la vista: uno cayó de nariz sobre las gradas del trono del rajá: otro dio tan recio contra la pared que se cayó sentado, viendo si se le había ido en el coscorrón algún retazo de cabeza: los otros dos, con los brazos abiertos, se quedaron de repente abrazados. El secretario del rajá los llevó adonde el elefante manso estaba, comiéndose su ración de treinta y nueve tortas de arroz y quince de maíz, en una fuente de plata con el pie de ébano; y cada ciego se echó, cuando el secretario dijo «¡ahora!», encima del elefante, que era de los pequeños y regordetes: uno se le abrazó por una pata: el otro se le prendió a la trompa, y subía en el aire y bajaba, sin quererla soltar: el otro le sujetaba la cola: otro tenía agarrada un asa de la fuente del arroz y el maíz. «Ya sé» decía el de la pata: «el elefante es alto y redondo, como una torre que se mueve.» «¡No es verdad!», decía el de la trompa: «el elefante es largo, y acaba en pico, como un embudo de carne.» «¡Falso y muy falso», decía el de la cola: «el elefante es como un badajo de campana» «Todos se equivocan, todos; el elefante es de figura de anillo, y no se mueve», decía el del asa de la fuente. Y así son los hombres, que cada uno cree que sólo lo que él piensa y ve es la verdad, y dice en verso y en prosa que no se debe creer sino lo que él cree, lo mismo que los cuatro ciegos del elefante, cuando lo que se ha de hacer es estudiar con cariño lo que los hombres han pensado y hecho, y eso da un gusto grande, que es ver que todos los hombres tienen las mismas penas, y la historia igual, y el mismo amor, y que el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento.
Josè Martì
Cuentan un cuento de cuatro hindús ciegos, de allí del Indostán de Asia, que eran ciegos desde el nacer, y querían saber cómo era un elefante. «Vamos, dijo uno, adonde el elefante manso de la casa del rajá, que es príncipe generoso, y nos dejará saber cómo es.» Y a citas del príncipe se fueron, con su turbante blanco y su manto blanco; y oyeron en el camino rugir a la pantera y graznar al faisán de color de oro, que es como un pavo con dos plumas muy largas en la cola; y durmieron de noche en las ruinas de piedra de la famosa Jehanabad, donde hubo antes mucho comercio y poder; y pasaron por sobre un torrente colgándose mano a mano de una cuerda, que estaba a los dos lados levantada sobre una horquilla, como la cuerda floja en que bailan los gimnastas en los circos; y un carretero de buen corazón les dijo que se subieran en su carreta, porque su buey giboso de astas cortas era un buey bonazo, que debió ser algo así como abuelo en otra vida, y no se enojaba porque se le subieran los hombres encima, sino que miraba a los caminantes como convidándoles a entrar en el carro. Y así llegaron los cuatro ciegos al palacio del rajá, que era por fuera como un castillo, y por dentro como una caja de piedras preciosas, lleno todo de cojines y de colgaduras, y el techo bordado, y las paredes con florones de esmeraldas y zafiros, y las sillas de marfil, y el trono del rajá de marfil y de oro. «Venimos, señor rajá, a que nos deje ver con nuestras manos, que son los ojos de los pobres ciegos, cómo es de figura un elefante manso.» «Los ciegos son santos», dijo el rajá, «los hombres que desean saber son santos: los hombres deben aprenderlo todo por sí mismos, y no creer sin preguntar, ni hablar sin entender, ni pensar como esclavos lo que les mandan pensar otros: vayan los cuatro ciegos a ver con sus manos el elefante manso.» Echaron a correr los cuatro, como si les hubiera vuelto de repente la vista: uno cayó de nariz sobre las gradas del trono del rajá: otro dio tan recio contra la pared que se cayó sentado, viendo si se le había ido en el coscorrón algún retazo de cabeza: los otros dos, con los brazos abiertos, se quedaron de repente abrazados. El secretario del rajá los llevó adonde el elefante manso estaba, comiéndose su ración de treinta y nueve tortas de arroz y quince de maíz, en una fuente de plata con el pie de ébano; y cada ciego se echó, cuando el secretario dijo «¡ahora!», encima del elefante, que era de los pequeños y regordetes: uno se le abrazó por una pata: el otro se le prendió a la trompa, y subía en el aire y bajaba, sin quererla soltar: el otro le sujetaba la cola: otro tenía agarrada un asa de la fuente del arroz y el maíz. «Ya sé» decía el de la pata: «el elefante es alto y redondo, como una torre que se mueve.» «¡No es verdad!», decía el de la trompa: «el elefante es largo, y acaba en pico, como un embudo de carne.» «¡Falso y muy falso», decía el de la cola: «el elefante es como un badajo de campana» «Todos se equivocan, todos; el elefante es de figura de anillo, y no se mueve», decía el del asa de la fuente. Y así son los hombres, que cada uno cree que sólo lo que él piensa y ve es la verdad, y dice en verso y en prosa que no se debe creer sino lo que él cree, lo mismo que los cuatro ciegos del elefante, cuando lo que se ha de hacer es estudiar con cariño lo que los hombres han pensado y hecho, y eso da un gusto grande, que es ver que todos los hombres tienen las mismas penas, y la historia igual, y el mismo amor, y que el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento.
Josè Martì
lunes, septiembre 25, 2006
SABIDURÍA TOLTECA
LOS CUATRO ACUERDOS
1.- No supongas.
No des nada por supuesto.
Si tienes duda, aclárala.
Si sospechas, pregunta.
Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que NO TIENEN FUNDAMENTO.
2.- Honra tus palabras.
Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
Eres auténtico. y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.
3.-Haz siempre lo mejor que puedas.
Si siempre haces lo mejor que puedas, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada.
4.- No te tomes NADA personal.
Ni la peor ofensa.
Ni el peor desaire.
Ni la más grave herida.
Según la tradición Tolteca, poniendo en práctica estos cuatro acuerdos tu vida puede cambiar, siempre y cuando seas impecable con ello. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de Él y no tuyo
Para mi amiga Tessa
Tessa: no todos los dìas brilla el sol.Hoy brilla tù, volvoreta galega!
Si nunca rompes un racimo de uva en el lagar,
nunca tendrás un vaso de vino sobre tu mesa.
Si nunca te arriesgas a perder,
nunca te das la oportunidad de ganar.
Si nunca afrontas la pena de partir,
nunca conocerás la alegría del regreso.
Si nunca sufres muriéndote en la siembra,
nunca te gozarás renacido en la cosecha.
Si nunca te dueles bajo el peso de tu culpa,
nunca saborearás el alivio del perdón.
Si nunca mueles los granos de tu trigo,
nunca conocerás el sabor del pan.
Si nunca afrontas el miedo de dejar de ser como eres,
nunca descubrirás la alegría de ser como puedes ser.
Si nunca estás dispuesto a dejar todo lo que tienes,
nunca sentirás que lo tienes libremente.
Si nunca estás dispuesto a morir por una causa,
nunca sabrás para qué vives.
Si nunca encaras tu pena y dejas de reír para llorar,
nunca conocerás la dicha del que deja de llorar para reír.
Si nunca te arriesgas a cruzar el río,
nunca sabrás lo que te aguarda en la otra orilla...
Los niños y los inmaduros sólo conocen "todo o nada";
el hombre adulto sabe que lo único real es siempre "algo".
Si cuidas una abeja, habrá más miel en el panal.
Si evitas una injusticia, habrá más justicia en el mundo.
Si cultivas un rosal, habrá más rosas en el jardín.
Si amas, Dios estará más presente en el mundo.
Si siembras un grano de trigo, habrá más pan sobre la tierra.
Si creces tú como persona, habrá más humanidad en el mundo.
Si enciendes una vela, habrá más luz en la noche.
Si vives en la verdad, habrá menos mentira en el mundo.
Si cuidas un nido de golondrinas, habrá más golondrinas en primavera.
Si vives en libertad, habrá más libertad en el mundo.
Si enciendes un fuego, habrá menos frío en el invierno.
Si irradias tu alegría, habrá menos tristezas en el mundo.
Si esperas cambiar tú cuando haya cambiado el mundo, morirás sin haber vivido;
si comienzas cambiando tú, ya estás cambiando el mundo...
Viaje virtual de una volvoreta nòmade
LAS “THANGKAS”
Las pinturas rectangulares enrolladas o thangkas ocupan un lugar primordial en el arte decorativo del Tíbet. Normalmente cuelgan en las paredes de los templos y sirven como soporte para la meditación. La técnica consiste en pintar con pinceles sobre un lienzo de algodón, aunque también se usan el bordado y el pegado de retazos de tela con vivos colores. Los motivos son, por supuesto, budistas y refieren a las distintas etapas en el camino del “iluminado” hasta alcanzar el nirvana. El diseño en sí responde a esquemas muy estrictos, compuestos alrededor de un punto central desde donde nacen una serie de simetrías que combinan la abstracción de los mandalas con imágenes figurativas del Buda. Tienen algo de laberíntico y de hipnótico, y los tibetanos no las consideran obras de arte en sí –al menos en el sentido occidental del término– sino que el disfrute y el sentido de la obra está en el proceso de su ejecución, restringido, por supuesto, al grupo de creadores, por lo general monjes de un monasterio para quienes el acto artístico es una experiencia de goce místico. Una vez culminada, la obra pierde su valor principal.
Una mujer tibetana hace girar su rueda de oración, en cuyo interior hay un mantra escrito.
Según la cosmogonía tántrica, antes de que el universo comenzara a existir reinaba el puro caos (no había formas). Este caos se denomina Purusha y está representado en las thangkas bajo la figura del círculo (la forma más dinámica). La aparición de un cuadrado en el mandala –por lo general en combinación con el círculo– representa el origen de todo y la creación de un mundo con formas. Este diagrama básico, que se remonta muchos milenios en el pasado del hinduismo védico, pretende explicar las leyes elementales del universo y fue tomado al pie de la letra por el budismo tibetano. Su lógica intrínseca conduce a la idea de la inmortalidad: aun cuando el alma vuelva a reencarnar, existirá fundida en el todo o en la nada, que es lo mismo. Esa misma idea del tiempo circular, tan abstracta y tan sencilla a la vez, es la que subraya a diario la gente en las calles del Tíbet, donde hacen girar una especie de ruedita cilíndrica clavada en un palito mientras están, por ejemplo, sentados en una plaza, ya sea meditabundos o conversando alegremente con los demás. Cada tanto hacen girar varias veces sobre su eje este objeto sagrado que en su interior tiene enrollado un mantra escrito en papel de pulpa de arroz. La rueda de oración debe girar siempre en el sentido de las agujas del reloj, igual que los peregrinos alrededor de los templos y las stupas. Es la simbólica “rueda de la vida y la muerte”, un ritual eterno y prefijado que comienza donde termina y hace cotidiano y palpable para el ser humano local un proverbio tibetano que reza: “Mañana o la próxima vida, nunca se sabe qué llegará primero”.
domingo, septiembre 24, 2006
Flor y cronopio
Siempre soñè con Paris.Tengo amigos allì a pesar de que son un poco cerrados.
Ana, flor y cronopia... deseo lo mejor en tu vida y si ese hombre tiene dinero ademàs de amarte, mejor aùn.
Què siempre podamos seguir riendo.Que sigamos soñando a pesar de todo...de nuestro T.S.V.N. ( Tìpico Sìndrome Volvoreta Nòmade)...
Saben que me hubiese gustado ser una ave para volar.Detràs de la poètica se encuentran algunas de mis fobias pero ese no es el tema.
Gataflora
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar,
pero piensa que es una crueldad inútil
y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor,
a saber: le acaricia los pétalos,
la sopla para que baile,
zumba como una abeja,
huele su perfume, y finalmente se acuesta
debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: "Es como una flor".
Cortázar, Julio; Historias de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 199
sábado, septiembre 23, 2006
ILUMINACIÓN
En el momento en el que os ilumináis, toda la existencia se ilumina. Si estáis en la oscuridad, entonces toda la existencia está a oscuras. Todo depende de vosotros. Hay mil y una falacias alrededor de la meditación. Esta es muy simple: no es otra cosa que conciencia. No es recitar, no es emplear un mantra o un rosario. Estos son métodos hipnóticos. Pueden proporcionaros un cierto descanso. No hay nada malo en ello, si lo único que se pretende es la relajación. Cualquier método hipnótico puede ser de ayuda, pero si se quiere la verdad, no basta. La meditación simplemente significa transformar vuestra inconsciencia en conciencia. Por lo general, solo una décima parte de nuestro cerebro es consciente, y nueve décimas partes son inconscientes. Únicamente una parte pequeña de la mente, una capa fina, posee luz; por lo demás, la casa está a oscuras. Y el desafío es hacer crecer esa pequeña luz para que toda la casa se inunde de luz, con el fin de que ni un nicho o rincón queden en la oscuridad. Entonces toda la casa rebosa luz, y la vida es un milagro; tiene la cualidad de la magia. Deja de ser ordinaria y todo se vuelve extraordinario. Lo mundano se transforma en lo sagrado y las cosas pequeñas de la vida comienzan a tener una importancia tremenda, que ni siquiera habríamos imaginado. Las piedras corrientes parecen tan hermosas como los diamantes, toda la existencia se ilumina. En el momento en el que os ilumináis, toda la existencia se ilumina. Si estáis en la oscuridad, entonces toda la existencia está a oscuras. Todo depende de vosotros. 2 Aficionados y Expertos Todos los grandes descubrimientos los hacen los aficionados. Siempre sucede... cuando empezáis un trabajo nuevo, sois muy creativos, os involucráis profundamente, proyectáis todo vuestro ser. Entonces, poco a poco, os vais familiarizando con el territorio. Y en vez de ser originales y creativos, comenzáis a ser repetitivos. Eso también es natural, porque cuanta más habilidad adquirís en cualquier trabajo, más repetitivos os volvéis. La destreza es repetitiva. De manera que los grandes descubrimientos los hacen los aficionados, nunca la gente experta... porque una persona experta pone mucho en juego. Si sucede algo nuevo, entonces, ¿qué será de su vieja habilidad? Durante años ha aprendido y se ha convertido en un experto. Por ello los expertos jamás descubren nada; nunca van más allá de los límites de su conocimiento. Por un lado se vuelven más y más diestros, y por el otro, más y más aburridos, hasta que el trabajo parece una carga. Porque ya no hay nada nuevo que pueda entusiasmarlos... ya saben lo que va a pasar, saben lo que van a hacer; no hay sorpresa en ello. Así pues, aprended una lección: es bueno alcanzar una habilidad, pero no es bueno acostumbrarse a ella para siempre. Cuando os surja la sensación de que las cosas se han estancado, cambiadlas, inventad cualquier cosa, añadid algo nuevo, borrad algo viejo. Volved a ser libres del patrón en el que habéis caído, lo que significa ser libres de vuestra habilidad; volved a ser aficionados. Eso requiere coraje y agallas, pero así es como se torna hermosa la vida. 3 elegid la naturaleza Siempre que veáis que la sociedad está en conflicto con la naturaleza, elegid la naturaleza... sin importar el precio. Jamás perderéis. Hasta ahora se ha considerado que el individuo existe para la sociedad, de modo que ha de acatar lo que la sociedad dicte. Debe encajar en ella. Esa es la definición del ser humano normal: uno que encaja en la sociedad. Aunque la sociedad esté loca, hay que encajar en ella; entonces sois normales. El problema que ahora se le plantea al individuo es que la naturaleza exige una cosa y la sociedad lo contrario. Si la sociedad demandara lo mismo que la naturaleza, no habría conflicto. Habríamos permanecido en el Jardín del Edén. El problema surge porque la sociedad tiene sus propios intereses, que no necesariamente están en sintonía con el individuo y sus intereses. La sociedad posee sus propios intereses; el individuo ha de ser sacrificado. Nos encontramos en un mundo que está patas arriba. Lo correcto sería justo lo opuesto. El individuo no existe para la sociedad, sino esta para el individuo. Porque la sociedad es simplemente una institución, carece de alma. El individuo posee alma, que es el centro consciente. 4 un lugar de ecos El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y gran sufrimiento. El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado. Repito, si tiene algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece de límites: es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón. Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aquello que le damos al mundo, nos vuelve rebotado a nosotros. El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta. Esta es la ley del karma: se recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. Así que no hay necesidad de pensar en ello, es algo automático. Odiad, y os odiarán. Amad, y os amarán. 5 sabiduría retrospectiva El otro nunca es responsable. Estad atentos. Si os volvéis sabios en el momento, no habrá problema. Pero todo el mundo se vuelve sabio cuando el momento ha pasado. La sabiduría retrospectiva no vale nada. Cuando lo habéis hecho todo, cuando habéis luchado, sermoneado y os habéis quejado y luego os habéis vuelto sabios y visto que no tenía sentido, es demasiado tarde. No sirve para nada... porque ya habéis cometido el daño. Esta sabiduría es una sabiduría falsa. Os brinda la sensación de que habéis entendido. Ese es un truco del ego. Esa sabiduría no os va a ayudar. Cuando estabais haciendo lo que hacíais, en ese mismo momento, simultáneamente, es cuando ha de surgir la percepción y deberíais comprender que lo que hacéis es inútil. Si sois capaces de verlo cuando está presente, entonces no podéis hacerlo. Jamás se puede ir contra la propia percepción, y si se va contra ella, esa percepción no lo es. Se la está confundiendo con otra cosa. Así que recordad, el otro jamás es responsable de nada. Es algo que hierve en vuestro interior. Y por supuesto la persona a la que amáis es la que está más próxima a vosotros. No podéis arrojárselo a un desconocido que pasa por la calle, de modo que la persona que más próxima tenéis se convierte en el receptáculo en el que podéis continuar vertiendo todas vuestras tonterías. Pero hay que evitar eso, porque el amor es muy frágil. Si lo hacéis demasiado, si os excedéis, el amor puede desaparecer. El otro nunca es responsable. Intentad que esto sea un estado tan permanente de percepción en vosotros que siempre que empecéis a ver algo malo en el otro, lo recordéis. Sorprendeos con las manos en la masa, para poder parar en el acto. Y pedir que se os perdone.
Osho
Osho
viernes, septiembre 22, 2006
Tarot
EL MAESTRO
Los maestros no enseñan la verdad; no hay forma de enseñarla. Es una transmisión más allá de las escrituras, más allá de las palabras. Es una transmisión. Es energía provocando energía en tí. Es una clase de sincronicidad...
Tienes que acercarte al Maestro con mucho amor, con mucha confianza, con el corazón abierto. Tú no eres consciente de quién eres. El está alerta respecto a quién es él; él está alerta respecto a quién eres tú. Se puede decir que la oruga no es consciente de que puede convertirse en una mariposa. Vosotros sois orugas: bodhisattvas. Todas las orugas son bodhisattvas y todos los bodhisattvas son orugas. Un bodhisattva es alguien que puede convertirse en una mariposa, alguien que puede convertirse en un Buda; es un Buda en semilla, en esencia... La relación entre el maestro y el discípulo es (como) la relación entre la oruga y la mariposa, una amistad entre una oruga y una mariposa. La mariposa no puede probar que la oruga puede convertirse en mariposa.
No hay manera lógica, pero la mariposa puede provocar un anhelo en la oruga que es posible.
Ah, This!, Ch. 1 - Osho
Los maestros no enseñan la verdad; no hay forma de enseñarla. Es una transmisión más allá de las escrituras, más allá de las palabras. Es una transmisión. Es energía provocando energía en tí. Es una clase de sincronicidad...
Tienes que acercarte al Maestro con mucho amor, con mucha confianza, con el corazón abierto. Tú no eres consciente de quién eres. El está alerta respecto a quién es él; él está alerta respecto a quién eres tú. Se puede decir que la oruga no es consciente de que puede convertirse en una mariposa. Vosotros sois orugas: bodhisattvas. Todas las orugas son bodhisattvas y todos los bodhisattvas son orugas. Un bodhisattva es alguien que puede convertirse en una mariposa, alguien que puede convertirse en un Buda; es un Buda en semilla, en esencia... La relación entre el maestro y el discípulo es (como) la relación entre la oruga y la mariposa, una amistad entre una oruga y una mariposa. La mariposa no puede probar que la oruga puede convertirse en mariposa.
No hay manera lógica, pero la mariposa puede provocar un anhelo en la oruga que es posible.
Ah, This!, Ch. 1 - Osho
35 abriles...en los tiempos de guerra...
Uds. pretenden que yo les cuente algo sobre la fiesta de cumpleaños del Sr. Hernàn Zin?Cuando finalice mi resaca les cuento.Sì! Fue en Beirut, Galicia, Baires, Mèxico, Barcelona, Paris,Alemania...y màs!Estuvimos casi todos , vestidos de gala, en una playa de Beirut...
A propòsito, FELIZ CUMPLEAÑOS,HERNÀN ZIN!
Si no me creen, entren en el link...
Me voy a descansar ya que entre los golpes y la danza àrabe virtual he quedado un estropajo.
Gataflora que descansa sirve para otro cumpleaños virtual.
A propòsito, FELIZ CUMPLEAÑOS,HERNÀN ZIN!
Si no me creen, entren en el link...
Me voy a descansar ya que entre los golpes y la danza àrabe virtual he quedado un estropajo.
Gataflora que descansa sirve para otro cumpleaños virtual.
jueves, septiembre 21, 2006
Cumpleaños en Beirut Cap. !
21/09 : Alerta meteorològico en Galicia.El Gordon merodeaba.Aquì en Buenos Aires un dìa radiante pre primaveral.Salgo de la peluquerìa.Camino por calles soleadas.Mi mente soñadora versus mi principio de la realidad comienzan una pulseada.Conclusiòn: se tuerce , inopinado,el tobillo izquierdo y caigo sobre el asfalto con toda mi generosa humanidad.Eso se llama conectarse con la realidad.Bajar.Podrìa haber evitado autoflagelarme.Flor de golpe.Golpazo.Peripatètico.Desparramo fìsico y espiritual.Se acercan dos señores.Uno deja su bicicleta.El otro, baja de su coche.
Me levantan del suelo.Juntan mis pertenenecias.Lloro.No fue necesario llamar una grùa.Forzudos los señores.Estoy a dos cuadras de casa.El señor del coche me responde que suba cuando le solicito me acerque.Entre làgrimas y dolores fìsicos me alegro al escuchar que el señor no pertenece a esta ciudad versiòn corregida y aumentada de La Caldera del Diablo.No vivo aquì.Sòlo trabajo.Trabaja?Soy Inspector.Inspector?Inspector.De?Escuelas.Polimodal.Vaderetrosatanàs!El mundo es un pañuelo lleno de mocos.Ud. es el sucesor de fulanito?Sì.Oh!Yo soy...Dios nos crìa,yo me caigo y la Direcciòn General de Cultura y Educaciòn nos amontona.Y el cumpleaños en Beirut?Ya và.Suspenso.
Me levantan del suelo.Juntan mis pertenenecias.Lloro.No fue necesario llamar una grùa.Forzudos los señores.Estoy a dos cuadras de casa.El señor del coche me responde que suba cuando le solicito me acerque.Entre làgrimas y dolores fìsicos me alegro al escuchar que el señor no pertenece a esta ciudad versiòn corregida y aumentada de La Caldera del Diablo.No vivo aquì.Sòlo trabajo.Trabaja?Soy Inspector.Inspector?Inspector.De?Escuelas.Polimodal.Vaderetrosatanàs!El mundo es un pañuelo lleno de mocos.Ud. es el sucesor de fulanito?Sì.Oh!Yo soy...Dios nos crìa,yo me caigo y la Direcciòn General de Cultura y Educaciòn nos amontona.Y el cumpleaños en Beirut?Ya và.Suspenso.
ALAS PARA VOLAR
"El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.
El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil.
Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines.
Traedme al autor de ese milagro, dijo.
En seguida le presentaron a un campesino
¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: No fue difícil, Su Alteza : sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar"
¿Sabés que tenés alas?
¿Sabés que podes volar?
¿Qué está esperando tu rama para romperse?
El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil.
Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines.
Traedme al autor de ese milagro, dijo.
En seguida le presentaron a un campesino
¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: No fue difícil, Su Alteza : sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar"
¿Sabés que tenés alas?
¿Sabés que podes volar?
¿Qué está esperando tu rama para romperse?
Anoche soñè...
... que podía y hoy puedo
Cada mañana plántate frente al espejo hasta que te gustes y te veas con amor, y un día, casi sin darte cuenta, es decir espontánea, naturalmente, te dirás te amo, entonces sabrás qué clase de maravilla es la vida.
Si quieres recuperar la salud deja la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades.
Pasé por todas las escuelas pero no me quedé en ninguna, todas me dejaron algo pero no me detuvieron, porque voy en busca de mí mismo, donde conoceré la verdad.
El mago le dijo a mi madre: Usted me cae bien, por eso le enseñaré algunos trucos. Y ella le contestó: No quiero saber porque dejaré de asombrarme, ¡y prefiero asombrarme que saber!
Si es apego no es amor porque el amor no produce pesar y el apego sí.
Lo que puede medirse no es la verdad, sólo lo que no es vida puede ser medido.
Las viejas costumbres son un barco que se hunde y lo aconsejable cuando un barco se hunde es abandonarlo.
Cuando nos distraemos de la vida, ya estamos transitando la muerte.
Alrededor, la mayoría está en manos de locos, y eligió locos para que lo dirijan porque la mayoría es loca (solo un loco puede depender de otro loco).
Cuando no tenemos necesidad de regresar a nada ni a nadie comenzamos a ser realmente libres, entonces sí podemos crecer.
No hay peste más dañina que la ignorancia ni esclavitud más grande que la mentira.
Si somos felices por una causa, por otra causa dejaremos de serlo, es decir que si somos felices por algo, no somos felices.
Escapa de los que levantan banderas porque cuando alguien dice Viva algo, está diciendo Muera el resto.
Es peligroso que nazca este niño, aconsejó el médico, porque la madre está tuberculosa, el padre es alcohólico y viven en la miseria. Por suerte no lo escucharon, de lo contrario hubieran matado a Beethoven.
Si no soñaras, si no te agotaras en los pleitos de los sueños, descansarías más y te levantarías mejor. Para eso debes vivir plenamente cada vigilia para que el inconsciente no tenga que recordarte nada a la hora del sueño.
Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma.
Pobres son los que sólo ven el árbol cuando tiene manzanas. La verdad necesita pocas cosas y pocas palabras, como el amor.
Si para combatir al ladrón robas, si para combatir al mentiroso mientes, si para combatir al asesino matas, ¿en qué te diferencias de ellos?
No se puede conocer el amor sin humildad, sin amplitud, sin generosidad, sin una libertad total, sin coraje.
Hay que disfrutar el camino, estar atentos al paso que estamos dando, no a la meta, que nunca se alcanza porque transitamos un infinito en una eternidad.
Llegarás al verdadero conocimiento cuando tengas verdadera necesidad de él.
Pensamiento, palabra y acción deben ser un sólo acto para poder alcanzar a la verdad en cualquier circunstancia.
Cuando el deseo se apodera de tus sentidos, la mente se oscurece, entonces la razón se corrompe. Cuando el hombre está realizando su ser, la mente controla los sentidos, entonces el deseo se extingue porque no tiene donde actuar.
El ego no permite el desapego, por eso fácilmente te lleva al sufrimiento.
Cuida el cuerpo que te fue dado, pero recuerda que no eres el cuerpo.
Facundo Cabral
Cada mañana plántate frente al espejo hasta que te gustes y te veas con amor, y un día, casi sin darte cuenta, es decir espontánea, naturalmente, te dirás te amo, entonces sabrás qué clase de maravilla es la vida.
Si quieres recuperar la salud deja la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades.
Pasé por todas las escuelas pero no me quedé en ninguna, todas me dejaron algo pero no me detuvieron, porque voy en busca de mí mismo, donde conoceré la verdad.
El mago le dijo a mi madre: Usted me cae bien, por eso le enseñaré algunos trucos. Y ella le contestó: No quiero saber porque dejaré de asombrarme, ¡y prefiero asombrarme que saber!
Si es apego no es amor porque el amor no produce pesar y el apego sí.
Lo que puede medirse no es la verdad, sólo lo que no es vida puede ser medido.
Las viejas costumbres son un barco que se hunde y lo aconsejable cuando un barco se hunde es abandonarlo.
Cuando nos distraemos de la vida, ya estamos transitando la muerte.
Alrededor, la mayoría está en manos de locos, y eligió locos para que lo dirijan porque la mayoría es loca (solo un loco puede depender de otro loco).
Cuando no tenemos necesidad de regresar a nada ni a nadie comenzamos a ser realmente libres, entonces sí podemos crecer.
No hay peste más dañina que la ignorancia ni esclavitud más grande que la mentira.
Si somos felices por una causa, por otra causa dejaremos de serlo, es decir que si somos felices por algo, no somos felices.
Escapa de los que levantan banderas porque cuando alguien dice Viva algo, está diciendo Muera el resto.
Es peligroso que nazca este niño, aconsejó el médico, porque la madre está tuberculosa, el padre es alcohólico y viven en la miseria. Por suerte no lo escucharon, de lo contrario hubieran matado a Beethoven.
Si no soñaras, si no te agotaras en los pleitos de los sueños, descansarías más y te levantarías mejor. Para eso debes vivir plenamente cada vigilia para que el inconsciente no tenga que recordarte nada a la hora del sueño.
Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma.
Pobres son los que sólo ven el árbol cuando tiene manzanas. La verdad necesita pocas cosas y pocas palabras, como el amor.
Si para combatir al ladrón robas, si para combatir al mentiroso mientes, si para combatir al asesino matas, ¿en qué te diferencias de ellos?
No se puede conocer el amor sin humildad, sin amplitud, sin generosidad, sin una libertad total, sin coraje.
Hay que disfrutar el camino, estar atentos al paso que estamos dando, no a la meta, que nunca se alcanza porque transitamos un infinito en una eternidad.
Llegarás al verdadero conocimiento cuando tengas verdadera necesidad de él.
Pensamiento, palabra y acción deben ser un sólo acto para poder alcanzar a la verdad en cualquier circunstancia.
Cuando el deseo se apodera de tus sentidos, la mente se oscurece, entonces la razón se corrompe. Cuando el hombre está realizando su ser, la mente controla los sentidos, entonces el deseo se extingue porque no tiene donde actuar.
El ego no permite el desapego, por eso fácilmente te lleva al sufrimiento.
Cuida el cuerpo que te fue dado, pero recuerda que no eres el cuerpo.
Facundo Cabral
NO ESTAS DEPRIMIDO..
Facundo Cabral
Distraído de la vida que te puebla, tienes corazón, cerebro alma y espíritu, entonces cómo puedes sentirte pobre y desdichado. Distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas y ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5600 millones. Además nos es tan malo vivir solo, yo la paso bien decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad, me conozco, algo fundamental para vivir. No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque cumplió 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein, interpretaba como nadie a Chopin a los 90, por sólo citar dos casos conocidos.
NO ESTAS DEPRIMIDO ESTAS DISTRAIDO. Crees que perdiste algo, lo que es imposible porque todo te fue dado, no hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada, además la vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba, es una escuela, lo que llamas problemas son lecciones y la vida es dinámica, está en constante movimiento. Sólo debes estar atento al presente, mi madre decía: "Yo me encargo del presente, el futuro es asunto de Dios" Jesús decía: "el mañana no interesa, él traerá nueva experiencia, a cada día le basta con su propio afán".
No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el AMOR, sigue en tu corazón. Quien podría decir que Jesús está muerto. No hay muerte, hay mudanza, y del otro lado te espera gente maravillosa. Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y madre, ella creía que en la pobreza se está más cerca del AMOR, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja porque nos hace desconfiados.
No encuentras la felicidad y... ¡ es tan fácil!. Sólo debes escuchar a tu corazón, antes de que intervenga tu cabeza, que está condicionada por la memoria, que complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios que enferman y encadenan. La cabeza divide, es decir, empobrece. La cabeza no acepta que la vida es como es, no como debería ser.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está bendito y condena al éxito, que deberá llegar cuando deba. Lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación, ni por compromiso, sino por AMOR. Entonces, habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible, sin esfuerzos, porque te mueve la fuerza natural de la vida. La que me levantó, cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija. La que me mantuvo vivo, cuando los médicos me diagnosticaban, 3 o 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y ese eres tú. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estas viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, la felicidad es una adquisición, no algo que te llegará de afuera. Además la felicidad, no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz estas amargando a todo el barrio. Un sólo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso en la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar la nieve del invierno y la flor de la primavera, el chocolate de la Peruggia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno , los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros y los cigarros de Davidoff, las mil y una noches, La Divina Comedia, El Quijote, Pedro Páramo, los boleros de Manzanero, la poesía de Whitman... Mahler, Brahms, Mozart, Chopin, Beethoven, Caravaggio, Rembrandt, Velásquez, Cézanne, y Picasso... entre tantas maravillas.
Si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas, las dos son buenas. Si te gana, !te liberas del cuerpo que es tan molesto!. “Tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas”. Si le ganas a esto; serás más humilde, más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DESOCUPADO. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo, ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además el servicio es una felicidad segura, así como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado, y más aún, hasta convertirte en el mismísimo AMOR. Que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba, hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
El bien se alimenta de sí mismo. El mal, se destruye asimismo. Si los malos supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio...
Si escucharas al otro, al que llevas dentro, sabrías todo, en todo encontrarías algo para ti, entonces te elevarías constantemente y ya no habría confusión, sino matices y en esa serenidad no buscarías nada, entonces lo encontrarías todo.
Estando en el presente dirías y harías lo que hay que hacer a cada momento, natural y graciosamente, sin esfuerzo, lo que haría que tu relación con los demás fuera plena y al crecer en el AMOR serías más creativo, sin límites ni condiciones. La ignorancia nos hacer sentir encerrados y mortales, es decir que nos encerramos y nos limitamos solos. El miedo nos distrae del AMOR, que es sabio y valiente porque sabe que no hay medidas ni fin.
Busca adentro y desaparecerán las nubes de la periferia. Quédate quieto y en silencio, para escuchar al sabio que llevas dentro, el que tiene siglos, no años como tu cuerpo .Por eso está mas allá de tus caprichosas medidas, de los prejuicios que provoca el miedo, y que es hijo de tu ignorancia. El sabio que está mas allá de los efectos que crees buenos o malos, ricos o pobres, oscuridad o luz, porque está en lo esencial, es decir en la mismísima causa, está en lo invisible de donde surge todo. Y cuando escuches al sabio que llevas dentro, sentirás a la lluvia buena y saludable, el frío....
Estarás tan atento a la causa, que todos los efectos serán luminosos. Ese estado de claridad impregnará todos los rincones, lo compartirás todo y a todos llegarás con gracia, y entonces la riqueza se multiplicará a cada paso.
David le pidió sabiduría a Dios, que le dijo, "No pides poco, porque la sabiduría incluye todo".
No vives entre límites, sino en el mismísimo centro de lo milagroso, libre del ilusorio orden de la mente lineal, excitado por la imaginación y armonizado por la esperanza. Eres un espíritu que por un rato ocupa un cuerpo, un vehículo apto para este deambular por mares y montañas, entre delfines y elefantes, entre ciudades y desiertos y que cada tanto lo cubren todo para recomenzar el cuento.
En el medio del mundo del espíritu juega la razón, que cura el cáncer, que facilita las comunicaciones, que estudia el terreno de Marte, que puso al hombre en la Luna. El pensamiento te lleva a nuevos lugares, o te hace ver diferente,... más ricos a los viejos. Esto te cambiará tanto, que cambiará tu actitud frente al mundo, al que alguna vez quisiste cambiar en lugar de entenderlo. Y cuando cambies tendrás incidencia en él... Cierra los ojos y verás todo lo que será. Liberado del tiempo histórico, viajarás a la velocidad de la luz, y ese viaje puede mejorar la vida de muchos, porque es incalculable el poder del pensamiento. Este es un grandioso alquimista, que puede transformar cualquier circunstancia en una fiesta, es decir cualquier metal en oro.
Una vez encendida la luz interior, nada puede apagarla, es perfecta e incorruptible como el oro, que simboliza el poder de la pureza, de lo esencial, es decir del espíritu, que es un viaje infinito y maravilloso porque estalla a cada instante vivido con profundidad.
La santidad es la meta prevista para todos, aunque pocos se den cuenta, o se animen a entrar en los caminos que llevan a ella. Abandonado el ego, comienzan los milagros, entonces sin lucha, recuperarás la fuerza natural, podrás provocar vida a través del AMOR. , hasta caminarás sobre las aguas y curarás con la palabra. Recuerda Jesús dijo: -“Cosas más grandes verán , cosas más grandes harán”.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. por tu ego, que distorsiona, contrario a la inocencia que aclara. El ego confunde a las cosas con su juicio, cree que las cosas son lo que él piensa que son, es más, el ego cree que las palabras son las cosas. El ego no vive, interpreta, es una constante actuación que nunca alcanza la realidad. En tanto la inocencia, trata a todos por igual, está mas cerca de la felicidad, de la riqueza,... de la tranquilidad. La inocencia ve todo con asombro, nos lleva de fiesta en fiesta. La inocencia, cree, lo que es una bienaventuranza, es excitante, porque ve todo por primera vez, para ella el mundo está lleno de novedades, todo es un espejo, porque en la inocencia, tomamos conciencia que somos parte de Dios. El que se ve asimismo en todas las cosas, el inocente, se divierte fácilmente porque todo le llama la atención: una vaca pastando, el tronco de un viejo árbol, las mariposas negras sobre los trigales dorados, el colibrí detenido en el aire, el panadero sacando el pan del horno, la noche estrellada, la lluvia del invierno, los leños ardiendo en el hogar, los papeles de Matisse, las cabañas de las hormigas, las de los beduinos, el sermón del domingo a la mañana, el fútbol del domingo a la tarde.
El ego les pone nombre a las cosas, pero el inocente las ve, el ego las juzga, el inocente las vive, el ego divide, la inocencia armoniza diferencias, el ego depende de la mente, el inocente del corazón. El ego es viejo, depende de la memoria. El inocente está naciendo a cada instante, el ego nos agota, siempre lucha. El inocente, flota graciosamente siempre se entrega. El ego se aburre. no puede dejar de buscar. El inocente va de asombro en asombro, siempre encuentra y pude quedarse por la eternidad gozando el mismo caballo o la misma flor o la misma estrella. El inocente está tan entregado a la vida, que cambia como ella constantemente, por ello lo mismo nunca es lo mismo, la inocencia es fresca para siempre.
Ahora que estás solo y tranquilo, olvida lo que eres, ... eso es creación de los demás, ... escucha tu corazón... ¿Qué quieres ser?¿ Qué quieres hacer ahora, porque la vida es ahora mismo?
Olvida lo que crees que eres y comienza de cero ahora mismo, entonces convivirás con todos fácilmente. Es tan grato vivir si divisiones, bueno-malo, rico-pobre, negro-blanco, amigo-enemigo, compatriota-extranjero, es tanta la liviandad cuando no hay enemigos, que podemos volar en cualquier momento porque la alegría tiene la simpatía de la magia.
No perdiste la inocencia, sólo la ocultas por miedo a la burla de los que...sólo pueden catalogar porque la perdieron. Déjala salir y recomenzarán los juegos de tus primeros años, ahora enriquecidos por la inteligencia, libérate de los preconceptos de la memoria, mira todo como primera vez, te salvarás del aburrimiento que ensombrece a los que creen saberlo todo.
No confundas a la actividad, con la vida. Ahí está el sol, exactamente ahí, para que lo veas. Ahí está el árbol hace muchos años, para que te des cuenta que es una maravilla. Libérate de la imagen que te ayudaron a forjar los demás y volverás a la inocencia, nuestro estado natural, así estarás contento con las arrugas que confirman todo lo que viviste, es más, sólo en la inocencia sentirás, que eres parte de lo que te rodea, sólo en la inocencia puedes ver a Dios.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. de la buena información, inevitable para una buena vida. Salomón o Borges, en lugar del periódico, Mahler o Bach, en lugar del televisor. Amistades inteligentes y positivas, en lugar de perdedores por indolencia e ignorantes desdichados por su propia decisión. De este modo recibirás la mejor energía, la esencial.
El crecimiento es natural de la vida, el movimiento constante es su causa, y para estar listos para los cambios debemos estar libres, atentos, con las herramientas preparadas para ejecutar, cuando las energías pasen por nosotros. De lo contrario, se esfumarán como el humo que sale de las chimeneas. Es conveniente siempre estar cerca de los que son buenos receptores, los despiertos, los curiosos como, Russell, Schopenhauer, Bradbury, Eco, Paz, por hablar de los más cercanos. El secreto de Einstein, era seguir a las cabezas más altas que la suya. El de Campbell, fue mecerse en todos los rincones de la historia. Sólo la inteligencia puede detectar como se entrelazan las cosas de la vida, sólo la inteligencia puede conectarnos con el universo, para comprender que somos parte de él, por lo tanto, tenemos su misma energía. Nada se repite, hay que vivir ahora, y la vida entera está en cada acto, como todo puede nacer de un solo átomo .
La inteligencia, es la que ve antes de ver, la que escucha antes de escuchar, la que sabe a donde va, con lo que se está diciendo, las grandes consecuencias de la mínima actitud, y sólo el que está presente, puede comprenderlo todo. El que bebe directamente de la fuente de lo esencial, sabe que todo puede suceder, nada lo aflige, es más, al aprender de los errores, los transforma en aciertos. Nadie tiene derecho a la ignorancia, lo pagará caro, y lamentablemente ensombrecerá el camino de todos, por lo tanto la ignorancia es una manera inconsciente del mal. Así como el ideólogo, que al separar, pude llegar a provocar una guerra, el sabio, sabe que la tarea es hacerse cargo de uno mismo y armonizar diferencias. Separar además de empobrecer es un suicidio, por esa razón hay muertes hasta en las canchas de fútbol. El sabio no separa, todo es parte del todo, sólo está atento para ver las conexiones.
Alguna vez canté,... que se mueve alguna estrella cuando arranco una flor.
El sabio, está en el río que une todo. En la energía que lo entreteje todo, el sabio sabe que es un sueño más de Dios hecho realidad; salvo que lo que llamamos realidad, sea otra manera del sueño.
Donde el ignorante ve dos cosas, el sabio ve una, y ese uno es la verdad. El sabio se ve en lo que ve, es iluminado e ilumina, es consciente de que él también es luz, - es decir el estado mas elevado del ser-.
Lo que llamamos muerte, es el estado más sutil de la luz. Si quieres vida, vive en paz. Si quieres muerte vive en guerra. Cuida cada palabra, porque estamos estructurados en palabras. No hieras ni ofendas a nadie, porque de uno en otro, puede volver a ti transformada en una bomba. San Agustín aconsejaba “sólo pide justicia, pero sería mejor que no pidieras nada”. Dicho de otra manera, no interrumpas con tu pequeña cabeza, la gloriosa tarea del señor, al que San Francisco pidió,” haz de mí un instrumento de tu paz”.
Que donde haya tristeza, yo lleve alegría. Que donde haya oscuridad, yo lleve luz. Que donde haya odio, yo lleve AMOR.
La oración dilecta de mi madre dice: “Señor, te pido perdón por mis pecados ante todo, por haber peregrinado tus muchos santuarios olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar te pido perdón, por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mí. Y por último, te pido perdón, por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados, me son perdonados antes que los cometa. ¡Tanta es tu misericordia, amado Señor!”.
No te agotes compitiendo, Dios sabe lo que es para ti, y el dato está en tu corazón. Entonces, haz lo que amas, no hay otra manera de vivir. El mismo AMOR que me trajo, te trajo. Es un error decir que hacemos el amor, el AMOR nos hizo y nos modela día a día, y esto depende de lo blando, de lo abierto que estemos. Por ser obra del AMOR, el ser humano es maravilloso. A él le debemos el pan, el queso, el vino, la música, la pintura, los aviones y la computadora entre otras tantas cosas.
Y si el hombre es lo que ama, somos todo lo que fue, lo que nos hizo posible. Desde Buda hasta Rembrandt, desde Mozart a Picasso, desde Copérnico a Freud. Somos el viento que refresca y la lluvia que renueva, somos la nieve del invierno y las flores de la primavera, somos la luna, el sol, somos otro fruto de Dios.
Yo soy un recién nacido, pero por la experiencia que guardó mi memoria, ya no quiero herir a nadie, sé que la agresión trae enfermedad, complica más las cosas. Somos parte de la misma cosa por lo tanto, si te hago mal, me hago mal. Antes me movía la razón, que es objetiva, ahora el AMOR, que es la razón del universo. Pero... no perdí el fuego, es más, ahora tiene mayor calidad, antes quemaba y ahora ilumina, es decir que pasé de destructor a constructor.
Al pobre le hablo de esperanza, y al rico de conversión. La esperanza salvará al pobre y la conversión purificará al rico. La esperanza del lado del pobre y la conversión del lado del rico, acercará a nuestros hermanos y yo vine a trabajar para ese encuentro y cuando todo se junte, no habrá cerraduras en las puertas, ni habrá fronteras.
Entonces todos compartirán todo, por lo tanto reinará el buen humor.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. de la paz. Te pregunto, cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir, porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez.
Me preguntas cuando volverá Jesús, y te digo que nunca se fue, siempre estuvo en tu corazón, sólo tienes que callar a la cabeza y escucharlo.
Nadie se hace la gran pregunta ¿ quién soy?. Todos siguen cumpliendo un papel, generalmente decidido por los demás, como el éxito y el fracaso.
Todos, son lo que se ve, sus cuerpos o sus logros materiales y las cosas materiales son tan importantes, que los amores que comienzan en los parques terminan en los tribunales. Todos, ejercen la mendicidad de alguna manera, olvidando o no enterándose jamás que son príncipes, partes de un universo extraordinario, al que olvidan por pequeñeces locales, parroquiales, y a veces solo familiares.
Reconozco muchas caras y conozco algunos nombres, pero pocos individuos que sepan quienes son. Me preguntas dónde puedes encontrarme, y te digo en cualquier parte, porque soy parte del universo.
El nombre y el oficio, son distracciones, cárceles, limitaciones, son un camino que nos marcan y que seguimos ciegamente. Tan ocupados,... que jamás nos detenemos a pensar quienes somos. El espíritu, que es lo que somos, no acepta condiciones, no hay que confundir, lo material con la realidad, por lo tanto no hay fronteras aunque la mayoría lo necesite por miedo a lo infinito. Así, se inventó a instituciones como el matrimonio, el nacionalismo, los ideales, la patria. Estacas, a la que se atan, para no tener que vivir la totalidad. La casa de uno es uno. Por eso, yo estoy bien en todas partes, a mi casa entran y de mi casa salen pensamientos y sucesos constantemente. Si mi casa soy yo, que soy parte del todo, ... Mi casa es este mar y esta playa, esos delfines y este hotel, esta silla y aquel velero que deja una estela blanca sobre el turquesa que inventa la luz, que también es mi casa, así como la sombra que puebla los laberintos de la mente de los locos, que también son mi casa. Así, como la música de Mahler, la pintura de Cézanne, los cigarros de Davidoff y el rock and roll.
No puedes mover a tu cuerpo, porque está demasiado cargado de pasado. Olvida hasta tu nombre y comienza de nuevo en este momento, e inmediatamente sentirás que vives en un mundo maravilloso. Cuando sientes que no eres lo que piensas, puedes volar.
El principio y el final, es decir la vida y la muerte, son invenciones de la mente. ¡Cuánto sufres cuando se va tu hijo! Te acostumbraste a pensar, que eras sólo padre. Deja al pasado de lado y sentirás toda la vida, sólo las moléculas se disuelven, la conciencia no muere con la materia.
La luz de la conciencia, seguirá iluminando los infinitos caminos de la vida. No somos tan malos como creemos. La paz es posible y la paz, es el punto más alto que podemos alcanzar.
Parece que Dios nos ama más que nosotros mismos, porque sigue dándonos oportunidades todos los días. San Francisco tenía razón. El sol y la luna son hermanos. Los animales y las plantas son hermanos, porque todos somos criaturas del Señor.
Entonces nuestras obras son nuestras hermanas y hermanas del sol, la luna, los animales y las plantas. Y si digo nuestras obras, digo la pintura, la música, la literatura, los automóviles, los aviones, los teléfonos, las computadoras.
No busques afuera, lo que no tienes adentro, no puedes pedir AMOR si no lo diste. No puedes pedir justicia, si no fuiste justo. No puedes buscar paz afuera, si no la tienes dentro. Pero no hay apuro, tienes a la eternidad delante, además el trayecto suele ser más emocionante que la llegada, si es que se puede llegar a alguna parte.
Lo sensato es recomenzar a cada instante, y sin impaciencia desaparecerá la violencia. La vida le gana a la muerte, nace mas gente de la que muere. Y nacen más en los países pobres que en los países ricos, ocupados en fabricar armas, para matar a la mayor cantidad de gente posible, tarea grosera e inútil, porque la vida vence a la muerte, que al fin y al cabo es una manera de recrear.
El arte, que es una fiesta, sigue inventándole fábulas a la vida, para llenar de esperanza a la gente, y esto en un lenguaje que nos llega a todos: la belleza. La paz hace nacer pueblos y enriquece a todos, pueblos que se comunican entre sí, gracias al arte, que no tiene fronteras. Pueblos que no dejan de elevarse como Manhattan, un desaforado de acero. Pueblos que flotan graciosamente, como Ámsterdam, pueblos de rincones luminosos como París, al que Cortázar pudo ver desde Buenos Aires y Henry Miller desde New York. Pueblos como Sevilla, apoyados en el canto, pueblos como Copenhague, de plazas congeladas, para que vuelvas a los hogares, donde los leños ardiendo, son la mejor compañía de Ravel. Pueblos como Zurich, de cajas fuertes rodeadas por lagos y cisnes. (Fue una tragedia para Salvador Dalí, la muerte del suyo.
En la paz, todo es creación, es un vivir en arte, la paz me sonríe, me envuelve con su aire fresco. La paz me hace gozar como nadie al sol de todos. Por la paz mi canto se eleva muy alto y aggiorna los rincones más bajos. La paz es el poema que mejor me modela. En la paz, mis hermanos trabajan la tierra, tienen hijos, en la paz se siente cómoda la libertad y es fácil la justicia.
La paz, es una flor donde están todas las primaveras, en la paz, nos miramos a los ojos y compartimos todos nuestros sueños, por audaces que sean. En la paz, uno es uno mismo, sin esfuerzo, en la paz, todo me da derecho, a sentirme hijo de Dios.
No seas desagradecido, piensa cuantas cosas tuvieron que conectarse, desde lo más recóndito del universo para que fueras éste que eres. Para que pudiera ser la ciudad donde vives, piensa cuantos millones de años tuvieron que pasar, para tener conciencia de la maravillosa inmensidad que nos rodea, y de la que somos parte.
"Yo soy nosotros", dice Marcos Constance, que tiene una visión transpersonal, es decir, ya está en la nueva era.
Abre los ojos de tu corazón y lo verás a Dios, que es lo que nos habita cuando estamos conscientes, entonces sentirás que el espíritu se recreó, hasta llegar al hombre que llega a tener conciencia de Dios. El hombre, en que se repite toda la evolución. Somos el final de una cadena extraordinaria que tiene 15.000 millones de años, tal vez seamos el objetivo de la creación, entonces nuestra religión es universal.
Arriesga,... la vida es cambio permanente, siempre te da revancha. Recuerda que el que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada. Ahora que estás solo y tranquilo, que estas contigo mismo, único ser del que eres responsable te diré:
Deja que la curiosidad te lleve donde sucede la vida, no seas espectador de la televisión, sino protagonista de la tierra, recuerda que a los que se animaron les debemos todo, píntate un sí en la frente para que se te acerquen los que quieren vivir, sin preocuparte por el tiempo,... en una eternidad se recomienza a cada instante. Y no pierdas energías cuidándote, porque la vida es bello peligro.
Si mi madre, se hubiera cuidado de mi padre, yo no estaría aquí. Si nos juntamos somos ricos. Tu tienes lo que yo no tengo y viceversa. Que sucedería si nos juntamos todos, desde el cada uno que hay en cada cual.
La vida nos propone tantas cosas permanentemente, que hay que hacer cada vez más esfuerzo, para seguir siendo pobre y desdichado, que rico y feliz.
No olvides que eres un aristócrata, un príncipe porque eres hijo del rey del universo. Sólo tienes que darte cuenta. Recuerda que Jesús decía, "al pan lo trae la verdad y todo lo que necesitas". Entonces no hay límites, tú decides a donde quieres llegar y esto con la alegría que abre todas las puertas, porque para Dios, siempre somos niños. La vida, es un juego maravilloso, un juego que incluye al todo y a todos.
Estas hecho a semejanza de Dios, entonces puedes recrear todo. Cuando dices no puedo, estas diciendo, no quiero. Ya hay demasiados mártires, necesitamos héroes. Levántate y anda!,.. yo te acompaño, como te acompañaran todos los que se animan a vivir mejor, y que terminan favoreciendo a toda la humanidad, esa grandiosa empresa a la que pertenecemos todos.
Camina tranquilo, que no te confundan los noticieros, el bien es mayoría, que no te distraigan de tu tarea, que es alcanzar la plenitud, nada como vivir en uno mismo. Solo así, puedes sentirte en casa como en cualquier parte, entonces nada es lejos ni ajeno. Si cada uno fuera cada cual, la sociedad sería una orquesta, enriquecida por todos los sonidos, por todas las voces. Una grandiosa armonía de individuos, la sinfonía donde todos aportan su voz. Una partitura escrita, para cada uno de los instrumentos, es decir, una partitura respetada por todos. Pero esa orquesta que debería ser, está fragmentada, todos estamos contra todos y esto nos ha agotado y desesperanzado, perdimos la imaginación que podría darnos alguna idea de convivencia. Pero el miedo que es ignorancia, nos separa más y más y este divorcio nos enferma y empobrece a todos. La humanidad, es un repertorio riquísimo, tan brillante como interminable y todos tenemos que ver. Todos venimos de un primer hombre, de una primera mujer, hay negros y chinos en mí, soy tan bueno como Jesús y tan peligroso como Hitler. Soy tan musulmán como ateo, muero como el que muere y nazco con el que nace. Todos somos fecundados y auxiliados por todos, pero desestimamos a todos,.. porque nos desestimamos. En lugar de enriquecernos con el otro, le escapamos, nos combatimos, en lugar de asociarnos. Matar al otro es suicida, porque... es una continuación nuestra. El odio que es miedo, nos ha traído a esta desesperanza donde se ahoga la imaginación y sin imaginación, perdemos la bendita semejanza, es decir dejamos de ser creadores.
La tarea, es armonizar esta gigantesca variedad que es la humanidad, esto enriquecería a todos.
Hasta hemos dejamos de decir cosas bellas a las mujeres, porque ahora puede ser considerado acoso sexual. Pronto, tendremos que salir a la calle con un abogado, parecería que vivir, es una secuencia de pleitos. La tarea es comprender que la vida es subida y bajada, constante movimiento, ... cambios, entonces tenemos que sacar de nuestro lenguaje la palabra decadencia, que es otra etapa más.
Nada es para siempre. Debemos estar atentos, listos para el cambio, para toda circunstancia, porque la vida, es como es, no como debería ser. Todo nos fue dado, por lo tanto, nada nos pertenece, sólo nos queda gozar lo creado, y cuidarlo para el que vendrá, que es una continuación nuestra, como nosotros somos continuadores de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos y así hasta Adán, el rojo Adán, como le gustaba decir a Borges, quien cometió el peor de los pecados,... no fue feliz, se sentía perseguido por la sombra de haber sido un desdichado.
El primer dato de sabiduría, es saber quién es el que sabe. El segundo, estar con lo amado, ya que nos hace más brillantes al estar más atentos, y rendimos más. El AMOR, nos aggiorna de tal manera, que enamoramos a todos.
Está permitido que te caigas, pero no que te quedes en el suelo. En este momento, la sociedad está detenida por una congestión del tránsito, que ya es desmesurado, porque las ciudades ya son desmesuradas. Tal vez dejemos de pensar para cambiar todas las ideas y comenzar de nuevo.
Ya no habrá grandes mitos que seguir, ni ideologías. Ahora, deberemos comunicarnos de hombre a hombre. Esta, es la era del individuo, por eso la Internet. Entonces aumentará la calidad, desaparecerá lo macro, para que señoree lo micro. Esto quiere decir, que de aquí en más no habrá televisor, política o familia que pueda apagar ese fuego sagrado que es el alma, donde vive para siempre la inteligencia, alimentada por el universo desde hace tantos siglos.
Los que preguntan avanzan, los que no preguntan se quedan, mueren porque la vida es movimiento. Todo se recrea a cada instante, hay que estar atento.
Por una mujer, te pierdes al resto. Por una casa te pierdes el mundo, por una esquina te pierdes mares y ríos, ...delfines, ballenas, salmones, tiburones. Por una familia, una ideología y una religión, te pierdes arquitectos, egiptólogos, poetas, filósofos, chamanes, antropólogos, profetas, miles de maneras de ver al espíritu y las estrellas,.... orquídeas de Colombia, Bacon, Giaccometti, Nietzche, el Golfo de Acaba, Alejandría, Tokio, la Grecia de Homero, Guanajuato, - donde me enamoré de Catherine Valezca, aunque no tuve oportunidad de decírselo-. Chichicastenanco, donde con una danza ordenaron a mi esqueleto. París, donde Rilke veía despertar a la belleza cada mañana al lado de Rodin. El trastevere romano, donde Fellini dibujaba sus personajes, y donde el Moisés de Michelangelo, está harto de los turistas que los asfixian en San Pietro in Víncoli, - apenas cabe-. Londres, Berlín, Bruselas, Praga, donde los escritores románticos tenían una idea tan alta de la felicidad que nunca la alcanzaban, se sentían desdichados, tristeza que los excitaba, dolor que gozaban, como los cantaores flamencos y los cantores de tango.
Madrid, donde Lupe siempre está al borde del pensamiento, pero nunca cae. Miami, que es el puente que comunica a los latinos con los sajones. El desierto de Sonora, donde conocí a Erich Fromm... que decía que Susuki era un budista Zen, porque lo había experimentado y esa autenticidad lo hacía difícil de leer, ya que el Zen no da respuestas racionalmente satisfactorias, pero sí los libros de los intelectuales occidentales, que lo explican más fácilmente aunque no lo hayan experimentado.
No idolatres a nada ni a nadie, tener una idolatría es perder la independencia y esto es conflicto y enfermedad segura. Así, como fácil se pierde lo que se ganó sin esfuerzo, y como sigue siendo pobre, el que no goza lo que le sobra. El gran paso, es ir de la egolatría, que te compromete y esclaviza a tantas cosas externas a la libertad interior, entonces se alcanza la paz y la paz te hace vivir todo con plenitud, es decir te enriquece.
Los últimos salvadores son dudosos, pero no afectan la enseñanza de Buda, ni enferman a la Biblia. La enseñanza de Buda no está debilitada por el que no cree en la trasmigración, ni muere la Biblia porque se enfrente al saber mas realista de la historia de la tierra y de la evolución del hombre. Así como, es inocente pensar en una sociedad sin delincuentes.
Cualquiera puede ser mejor si se lo propone. No le bastan las buenas intenciones al universo, que es como es, y no como nos gustaría que fuera. La verdadera fe, comienza trabajando en uno mismo, para creer en uno mismo. Y cuando uno esta bien plantado en uno mismo, se anima a ver todo, entonces conocemos a la realidad y de ahí en más podemos comprenderla, entonces nos salvamos de las decepciones.
Sabemos que detrás de una máscara, siempre hay otra, como también vemos la pureza en la desnudez, las libertades del jazz y los ritos de las dictaduras. Aceptar la realidad, es salvarse de los engaños, entonces la verdad nos hace vivir plenamente.
No te engañes, entonces nadie te engañará. Sé firme como Buda, como Jesús, como Espinosa, como Einstein, como Ford, firme pero abierto al mundo, atento a las propuestas de la vida. Predica las virtudes, pero no calles las verdades. Nunca te arrepentirás de haberte animado, y nunca te perdonarás no haberlo hecho. Además, no tienes nada que perder, porque ni una sola de tus orejas es obra tuya, no te preocupes por tu futuro, al final del camino no te espera la cima de la montaña, sino la paz del valle. A nadie tienes que rendir cuentas, como a nadie tienes que explicar nada. No debes agotarte en las vanas áreas de querer convencer y gustar. Lo importante, es que estés convencido y te guste lo que haces. Y si tienes un gran sueño, tienes que estar dispuesto a un gran esfuerzo para concretarlo, porque sólo lo grande alcanza lo grande. Si estudias superficialmente, aprenderás superficialmente. Si vives por la mitad, sólo conocerás la mitad de la vida. Si tienes la cabeza dividida verás al mundo dividido. Si trabajas por obligación, serás un desocupado, un desdichado más. Si tienes miedo, no conocerás al AMOR que es valentía.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. del presente, donde sucede la vida, por ejemplo: los amaneceres y los ocasos, las gaviotas, los cóndores, las águilas, las palomas y las golondrinas, las montañas, los valles, los ríos y los mares, el deporte, el arte, la agricultura, la arquitectura, la selva, los guacamayos, los monos, los tigres, los leones, los cocodrilos, los elefantes, los arroyos, los seres humanos de todos los colores, el ilusorio tiempo que te empuja y la eternidad que te permite cambiar de rumbo y recomenzar a cada instante.
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. de las maravillas que suceden alrededor tuyo, desde nacimientos a cosechas, desde revoluciones a conciertos, desde campeonatos de fútbol a viajes interplanetarios.
No estás deprimido por algo que paso, sino distraído del todo... que es ahora mismo.
FACUNDO CABRAL
Recuerda esto: El Amor no es un sentimiento...es una actitud
miércoles, septiembre 20, 2006
Osvaldo Bayer / Rainer y Minou
Si hay alguna enseñanza es que los autores de los crímenes deben pensar en sus propios hijos antes de cometer los crímenes. Los hijos quedan malditos para siempre.”
Osvaldo Bayer
El infierno son los otros
Rainer y Minou (Planeta) es la primera novela de Osvaldo Bayer (1927), un autor convencido de que aunque “las novelas no busquen ser un código de moral, pueden servir para que alguna vez el amor derrote a la tragedia”.
La historia de un productor de cine alemán, hijo del más sanguinario verdugo de Auschwitz, que se enamoró en el Berlín de los 70 de una judía argentina cuyos padres habían huido de los nazis, y de cómo se convirtieron ambos (el prestigioso productor y la promisoria aspirante a directora) en un estigma insoportable para la sociedad alemana de entonces. El doble signo de la historia (lo romántico combinado con lo trágico).
Rainer y Minou es una historia de amor. Mejor dicho, es la versión (la suma de versiones) de esa historia de amor que nos ofrece un testigo: “el cronista”, como lo llama Bayer. Un cronista que nos recibe en la primera página del texto para anticiparnos el libro que vamos a leer. Y nos despide de él en la última, cuando ya todos los personajes han abandonado la escena. Los protagonistas de esta historia son, más bien, antagonistas. Y no sólo por las oposiciones evidentes (el hijo de los victimarios, la hija de las víctimas) sino por la química que le imponen tales oposiciones a ese amor.
La construcción del entorno “fáctico” es de un rigor exhaustivo: sea la vida de los alemanes en la Argentina antes del advenimiento del nazismo o de los judíos que llegaron huyendo de Hitler, sea la cotidianidad de los hijos de los oficiales nazis en los campos de exterminio o las diferentes conductas de los judíos que siguen viviendo en Alemania después de la guerra, sea el mundo del cine berlinés de los 70 o el comportamiento de la prensa alemana cuando descubre que el hijo del tristemente célebre “Perro Sanguinario” Sturm está apadrinando el debut cinematográfico (y autobiográfico) de una joven judía. A ese gran fresco histórico, Bayer acopla con precisión de orfebre la evolución interior de sus dos protagonistas (esa “investigación del alma” que por primera vez se pudo permitir). Y si entrar en Rainer es como sumergirse de cabeza en inesperados ecos fatalistas extraídos del romanticismo alemán (las actas de Auschwitz y los testimonios de los hijos de Bormann y Speer acompañan las obras de Von Kleist y Hölderlin en la cabecera de Rainer), entrar en Minou es perderse en una tierra baldía: de sentimientos, de conciencia histórica, de humanidad lisa y llana. Ése es el combustible que alimenta sin pausa ni descanso el libro. La oposición entre ese afán de Rainer de ser simbólicamente perdonado por los crímenes de su sangre en la persona que ama. Y la desgracia de que esa persona no pueda perdonar porque no sabe con qué: no es que Minou se niegue a dar ese perdón sino que no tiene nada para dar que se parezca a un perdón.
El proceso interior de Rainer es la puesta en escena de la pregunta que asedia ominosamente todo el libro: ¿a qué destino individual pueden aspirar los hijos de genocidas? “Porque las novelas no buscan ser un código de moral, pero pueden servir para que alguna vez el amor derrote a la tragedia”.
La novela está llena de preguntas. Preguntas que no tuvieron respuesta en su momento y resuenan como interrogantes aún sin respuesta en el presente porque no perdieron actualidad. “Eres judía... ¿te sientes judía?”, le pregunta un amigo a la joven Minou. “¿Cómo es que puedes vivir entre alemanes?” Una de las primeras cosas que hace Minou al llegar a Alemania es visitar el cementerio judío de Weissensee, donde están las tumbas de los soldados judíos que murieron en la guerra del 14 vistiendo el uniforme alemán. ¿Por qué habían ido a la guerra?, se pregunta. “¿Acaso por obediencia, por sometimiento, por lacayismo, o por agradecimiento al país que les había dado refugio y futuro?” Claro que ella, que está allí buscando apoyo para su film, también se pregunta: “¿Y por qué yo acepté la beca?”
Y luego, claro, están las preguntas claves para tratar de descifrar la verdadera esencia de este amor: “¿Qué pasa cuando uno es víctima y el otro victimario? ¿Puede haber alguna vez una relación verdadera entre ellos sin que las sombras de la memoria la destrocen? En vez de unirse para investigar los crímenes del pasado, recurren al amor”.
LOS HIJOS DE LOS ASESINOS
Los hijos de la muerte, de los genocidas y de los asesinos. ¿Qué hacer con ellos? ¿Dónde los ponemos? Ése es el gran tema político de esta novela. Y el problema político, gracias a los cuestionamientos que se hacen los propios personajes envueltos por el torbellino de la tragedia amorosa, se va convirtiendo en el gran tema filosófico, existencial (una vez más en la tradición de la filosofía romántica alemana, donde el Ideal, muchas veces entreverado con la nostalgia de la patria perdida, se cobra la vida) de la novela. Minou se pregunta si al enamorarse de Rainer en realidad no está intentando convertir a los hijos de los asesinos en víctimas. Minou se pregunta si lo mejor no sería convertirse en “jóvenes sin pasado”.
El Amor
-Nos amamos...- empezó el joven
-Y nos vamos a casar....- dijo ella.
-Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte. -Por favor- repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan
enamorados y tan anhelantes esperando su palabra. -Hay algo -dijo el viejo- pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
-Nube Azul -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea?
Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte, si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena ¿comprendiste?
-Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno, cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube
Azul. Salgan ahora!
Los jóvenes se abrazaron y luego partieron a cumplir la
misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.
El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas, eran verdaderamente hermosos ejemplares...
-Y ahora qué haremos...-preguntó el jóven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
-No - dijo el viejo.
-¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne?- propuso la joven.
-No -repitió el viejo. -Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con esta tiras de cuero, cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la jóven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros, el águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
Este es el conjuro:
Jamás olviden lo que han visto, son ustedes como un águila y un halcón, si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure
"Vuelen juntos...pero jamás atados".
Ahora distinguirás donde esta el amor sin apegos. Notaras la diferencia. El amor es libertad y el apego es atadura.
Cuando haces tuyo lo que te rodea, es apego.
Cuado hasta sientes ser parte de lo mas mínimo existente fuera de ti, es apego.
Los mismos Muertos no descansan cuando dejan algún tesoro y se ven en la necesidad de otorgárselo a alguien, Porque su apego los hace deambular y no descansan hasta que lo regalan, hasta que ya no lo ven donde lo tenían.
Leyenda Sioux
ETCHECOLATZ A PERPETUA
POR ASESINATOS, SECUESTROS Y TORTURAS
De traje y chaleco antibalas, con el rostro pálido y duro como una calavera, el ex director de Investigaciones de la policía de Ramón Camps, Miguel Osvaldo Etchecolatz, se sentó en el banquillo. El presidente del Tribunal Oral Federal 1, Carlos Rozanski, le pidió al público que le permitieran leer la sentencia hasta el final. Pero no pudo. “Condenando a la pena de reclusión perpetua...”, alcanzó a decir, antes que toda la sala se uniera en un único grito, liberando la tensión acumulada. El cordón de policías y penitenciarios que rodeaba al represor levantó los escudos, pero no pudo evitar la lluvia de bombas de pintura roja. Etchecolatz se retiró entre los gritos de “asesino”. Ya no volvería sino su abogado, para escuchar el resto de la condena por seis asesinatos y ocho secuestros y torturas, que lo inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos, lo envió a una cárcel común y señaló, por primera vez, que todos sus crímenes fueron “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”
Por Werner Pertot
Las últimas palabras del sentenciado
Durante su alegato, Etchecolatz se autodefinió como "un prisionero de guerra y detenido político" y aseguró que antes de conocerse la sentencia que sabe que lo van a condenar.
La orden era "ejecutar a los subversivos".
"Este juicio para mí ha sido instrumentado como un rompecabezas para niños bobos o bien para grandes avivados porque he participado de una guerra que ganamos con las armas pero que políticamente vamos perdiendo", sostuvo el ex policía, acusado por secuestros ilegales, tormentos y homicidios cometidos durante la última dictadura militar.
Etchecolatz también dijo, dirigiéndose a los integrantes del Tribunal, que "no es este tribunal el que me condena, son ustedes los que me condenan, son los que se condenan".
La defensa de Etchecolatz, en tanto, pidió la "absolución" del represor y advirtió sobre la "inconstitucionalidad" de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
"La culpa es del que ataca y no del que se defiende", señaló el letrado Luis Boffi durante su argumentación ante el Tribunal Federal Oral 1, al insistir en su estrategia de remarcar que la represión ilegal durante la década del 70 fue parte de una "guerra" y no un acto de terrorismo de Estado.
ADAGIO EN MI PAÍS
Letra de Alfredo Zitarrosa
Musica de Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!
De traje y chaleco antibalas, con el rostro pálido y duro como una calavera, el ex director de Investigaciones de la policía de Ramón Camps, Miguel Osvaldo Etchecolatz, se sentó en el banquillo. El presidente del Tribunal Oral Federal 1, Carlos Rozanski, le pidió al público que le permitieran leer la sentencia hasta el final. Pero no pudo. “Condenando a la pena de reclusión perpetua...”, alcanzó a decir, antes que toda la sala se uniera en un único grito, liberando la tensión acumulada. El cordón de policías y penitenciarios que rodeaba al represor levantó los escudos, pero no pudo evitar la lluvia de bombas de pintura roja. Etchecolatz se retiró entre los gritos de “asesino”. Ya no volvería sino su abogado, para escuchar el resto de la condena por seis asesinatos y ocho secuestros y torturas, que lo inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos, lo envió a una cárcel común y señaló, por primera vez, que todos sus crímenes fueron “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”
Por Werner Pertot
Las últimas palabras del sentenciado
Durante su alegato, Etchecolatz se autodefinió como "un prisionero de guerra y detenido político" y aseguró que antes de conocerse la sentencia que sabe que lo van a condenar.
La orden era "ejecutar a los subversivos".
"Este juicio para mí ha sido instrumentado como un rompecabezas para niños bobos o bien para grandes avivados porque he participado de una guerra que ganamos con las armas pero que políticamente vamos perdiendo", sostuvo el ex policía, acusado por secuestros ilegales, tormentos y homicidios cometidos durante la última dictadura militar.
Etchecolatz también dijo, dirigiéndose a los integrantes del Tribunal, que "no es este tribunal el que me condena, son ustedes los que me condenan, son los que se condenan".
La defensa de Etchecolatz, en tanto, pidió la "absolución" del represor y advirtió sobre la "inconstitucionalidad" de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
"La culpa es del que ataca y no del que se defiende", señaló el letrado Luis Boffi durante su argumentación ante el Tribunal Federal Oral 1, al insistir en su estrategia de remarcar que la represión ilegal durante la década del 70 fue parte de una "guerra" y no un acto de terrorismo de Estado.
ADAGIO EN MI PAÍS
Letra de Alfredo Zitarrosa
Musica de Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!
martes, septiembre 19, 2006
-Lao Tsé-
"Proyecta lo difícil, partiendo de donde aún es fácil.
Realiza lo grande, partiendo de donde aún es pequeño.
Todo lo difícil comienza siendo fácil.
Todo lo grande comienza siendo pequeño."
Realiza lo grande, partiendo de donde aún es pequeño.
Todo lo difícil comienza siendo fácil.
Todo lo grande comienza siendo pequeño."
Crìtica
Cuenta la historia que por un pueblo pasaban un anciano montado en su burro, y un niño adelante tomando el burro de las riendas.
En seguida no faltó quién murmurara: -"mira que viejo más fresco, él montado en el burro, y el pobre muchacho a pie ".
Más adelante el viejo se bajó para que el niño se montara, mientras el cojió el burro por la rienda.
No pasó mucho tiempo que alguien comentara: - "Niño sinverguenza, tan joven que puede muy bien caminar, y hace que el pobre viejito vaya a pie mientras el va muy bien instalado... Hay qe ver que en el mundo ya no hay respeto ninguno! "
Esto hizo que el viejo mandara a subir tambien al niño.
"Que par de zanganos ! Pobre burro, y no es que los dos van encima del animal ?" - Comentaron otros dos desde la orilla del camino.
Ya llegando al siguiente pueblo, se bajaron a tomar agua. Al terminar siguieron su camino, y cuando iban los dos comentando el calor que hacia, escucharon unas voces que les gritaban desde lejos: - "Par de brutos! Con un burro y van a pie con el calor que hace..."
Y así mismo es en nuestras vidas:- hagas lo que hagas, Siempre te Criticarán!
Cuenta la historia que por un pueblo pasaban un anciano montado en su burro, y un niño adelante tomando el burro de las riendas.
En seguida no faltó quién murmurara: -"mira que viejo más fresco, él montado en el burro, y el pobre muchacho a pie ".
Más adelante el viejo se bajó para que el niño se montara, mientras el cojió el burro por la rienda.
No pasó mucho tiempo que alguien comentara: - "Niño sinverguenza, tan joven que puede muy bien caminar, y hace que el pobre viejito vaya a pie mientras el va muy bien instalado... Hay qe ver que en el mundo ya no hay respeto ninguno! "
Esto hizo que el viejo mandara a subir tambien al niño.
"Que par de zanganos ! Pobre burro, y no es que los dos van encima del animal ?" - Comentaron otros dos desde la orilla del camino.
Ya llegando al siguiente pueblo, se bajaron a tomar agua. Al terminar siguieron su camino, y cuando iban los dos comentando el calor que hacia, escucharon unas voces que les gritaban desde lejos: - "Par de brutos! Con un burro y van a pie con el calor que hace..."
Y así mismo es en nuestras vidas:- hagas lo que hagas, Siempre te Criticarán!
En seguida no faltó quién murmurara: -"mira que viejo más fresco, él montado en el burro, y el pobre muchacho a pie ".
Más adelante el viejo se bajó para que el niño se montara, mientras el cojió el burro por la rienda.
No pasó mucho tiempo que alguien comentara: - "Niño sinverguenza, tan joven que puede muy bien caminar, y hace que el pobre viejito vaya a pie mientras el va muy bien instalado... Hay qe ver que en el mundo ya no hay respeto ninguno! "
Esto hizo que el viejo mandara a subir tambien al niño.
"Que par de zanganos ! Pobre burro, y no es que los dos van encima del animal ?" - Comentaron otros dos desde la orilla del camino.
Ya llegando al siguiente pueblo, se bajaron a tomar agua. Al terminar siguieron su camino, y cuando iban los dos comentando el calor que hacia, escucharon unas voces que les gritaban desde lejos: - "Par de brutos! Con un burro y van a pie con el calor que hace..."
Y así mismo es en nuestras vidas:- hagas lo que hagas, Siempre te Criticarán!
Cuenta la historia que por un pueblo pasaban un anciano montado en su burro, y un niño adelante tomando el burro de las riendas.
En seguida no faltó quién murmurara: -"mira que viejo más fresco, él montado en el burro, y el pobre muchacho a pie ".
Más adelante el viejo se bajó para que el niño se montara, mientras el cojió el burro por la rienda.
No pasó mucho tiempo que alguien comentara: - "Niño sinverguenza, tan joven que puede muy bien caminar, y hace que el pobre viejito vaya a pie mientras el va muy bien instalado... Hay qe ver que en el mundo ya no hay respeto ninguno! "
Esto hizo que el viejo mandara a subir tambien al niño.
"Que par de zanganos ! Pobre burro, y no es que los dos van encima del animal ?" - Comentaron otros dos desde la orilla del camino.
Ya llegando al siguiente pueblo, se bajaron a tomar agua. Al terminar siguieron su camino, y cuando iban los dos comentando el calor que hacia, escucharon unas voces que les gritaban desde lejos: - "Par de brutos! Con un burro y van a pie con el calor que hace..."
Y así mismo es en nuestras vidas:- hagas lo que hagas, Siempre te Criticarán!
Corazòn
Es más fácil preguntar que pensar,
es más fácil buscar que encontrar,
es más sencillo pedir ayuda que ayudarse uno mismo,
buscamos "afuera" todo el tiempo las soluciones a nuestros problemas,
que alguien se ocupe por nosotros,
pero hace más de 2000 años que nos intentan dar la solución
y todavía no aprendimos esta simple lección:
todo lo que buscas está en el interior de tu corazón.
es más fácil buscar que encontrar,
es más sencillo pedir ayuda que ayudarse uno mismo,
buscamos "afuera" todo el tiempo las soluciones a nuestros problemas,
que alguien se ocupe por nosotros,
pero hace más de 2000 años que nos intentan dar la solución
y todavía no aprendimos esta simple lección:
todo lo que buscas está en el interior de tu corazón.
Josè Saramago
De las piedras de David a los tanque
Afirman algunas autoridades en temas bíblicos que el Primer Libro de Samuel se escribió en la época de Salomón o inmediatamente después; en cualquier caso, antes del cautiverio en Babilonia. Otros estudiosos no menos competentes afirman que no sólo el Primero, sino también el Segundo Libro de Samuel se redactaron después del exilio de Babilonia, y que su composición obedece a lo que la estructura histórico-político-religiosa denomina esquema deuteronomista, es decir, sucesivamente, la alianza de Dios con su pueblo, la infidelidad de ese pueblo, el castigo de Dios, la súplica del pueblo, el perdón de Dios.
Si el venerable texto procede de la época de Salomón, podemos decir que sobre él han pasado hasta hoy, en números redondos, unos tres mil años. Si los redactores llevaron a cabo su trabajo después de que los judíos regresaran del exilio, entonces hay que restar a ese número unos 500 años, mes más, mes menos.
Esta preocupación por el rigor temporal tiene como único propósito proponer a la comprensión del lector la idea de que la famosa leyenda bíblica del combate entre el pequeño pastor David y el gigante filisteo Goliat (que no llegó a producirse) se cuenta equivocadamente a los niños, por lo menos, desde hace 25 ó 30 siglos.
A lo largo del tiempo, las diversas partes interesadas en el asunto han ido elaborando, con la conformidad acrítica de más de 100 generaciones de creyentes, tanto hebreos como cristianos, toda una engañosa mistificación sobre la desigualdad de fuerzas que había entre los brutales cuatro metros de altura de Goliat y la frágil complexión física del rubio y delicado David.
Dicha desigualdad, enorme según todas las apariencias, quedaba compensada e invertida a favor del israelita gracias a que David era un muchacho astuto, y Goliat, una estúpida masa de carne; tan astuto era el primero que, antes de ir a enfrentarse al filisteo, encontró en la orilla de un riachuelo que había por allí cerca cinco piedras lisas, que metió en la alforja; tan estúpido el otro, que no se dio cuenta de que David llegaba armado con una pistola. Que no era una pistola, protestarán, indignados, los amantes de las verdades míticas soberanas, que era simplemente una honda, una humildísima honda de pastor, como las que habían utilizado en tiempos inmemoriales los criados que tenía Abraham para cuidar el ganado.
Es verdad, no parecía una pistola, no tenía cañón, no tenía culata, no tenía gatillo, no tenía cartuchos; lo que tenía eran dos cuerdas finas y resistentes, atadas por los extremos a un pequeño pedazo de cuero flexible, en cuyo hueco la mano experta de David colocó la piedra que, desde lejos, partió veloz y poderosa como una bala contra la cabeza de Goliat, le derribó y le dejó a merced del filo de su propia espada, que ya empuñaba el diestro tirador.
Si el israelita consiguió matar al filisteo y dar la victoria al ejército de Dios vivo y de Samuel, no fue por ser más astuto, sino simplemente porque llevaba consigo un arma de largo alcance y sabía manejarla.
La verdad histórica, modesta y nada imaginativa, se conforma con enseñarnos que Goliat no tuvo ni siquiera la posibilidad de poner las manos encima de David; la verdad mítica, insigne fabricante de fantasías, nos embaucó hace 30 siglos con el maravilloso cuento del triunfo de un pequeño pastor sobre la brutalidad de un guerrero gigantesco al que, al final, de nada sirvió el pesado bronce del casco, la coraza, las espinilleras y el escudo.
Sea cual sea la conclusión que podamos sacar del desarrollo de este edificante episodio, David, en las numerosas batallas que le convirtieron en rey de Judá y Jerusalén y extendieron su poder hasta la margen derecha del Éufrates, no volvió a usar la honda ni las piedras.
Tampoco las usa ahora. En los últimos 50 años han crecido hasta tal punto las fuerzas y la dimensión de David, que ya no es posible ver y reconocer diferencias entre él y el altivo gigante; incluso puede decirse, sin ofender la deslumbrante claridad de los hechos, que se ha convertido en un nuevo Goliat.
David, hoy, es Goliat, pero un Goliat que ya no carga con armas de bronce inútiles y pesadas. Aquel rubio David de antaño sobrevuela en helicóptero las tierras palestinas ocupadas y dispara misiles contra inocentes desarmados, aquel delicado David de otrora tripula los tanques más poderosos del mundo y aplasta y revienta todo lo que encuentra a su paso, aquel David lírico que cantaba loas a Betsabé, encarnado ahora en la figura gargantuesca de un criminal de guerra llamado Ariel Sharon, lanza el 'poético' mensaje de que primero es preciso acabar con los palestinos para después negociar con los que queden. En pocas palabras, en esto es en lo que, con ligeras variaciones meramente tácticas, consiste desde 1948 la estrategia política israelí.
Intoxicados mentalmente por la idea mesiánica de un Gran Israel que haga por fin realidad los sueños expansionistas del sionismo más radical, contaminados por la monstruosa y arraigada 'certeza' de que en este mundo catastrófico y absurdo existe un pueblo elegido de Dios y que, por tanto, están automáticamente justificadas y autorizadas, en nombre de los horrores del pasado y de los miedos de hoy, todas las acciones nacidas de un racismo obsesivo, psicológica y patológicamente exclusivista, educados y formados en la idea de que cualquier sufrimiento que hayan infligido, inflijan o vayan a infligir a los demás, especialmente a los palestinos, siempre será inferior a los que ellos padecieron en el Holocausto, los judíos arañan sin cesar su propia herida para que no deje de sangrar, para hacerla incurable, y la muestran al mundo como si se tratase de una bandera.
Israel se adueña de las terribles palabras de Dios en el Deuteronomio: 'Míos son la venganza y el pago'. Israel quiere que todos nosotros nos sintamos culpables, directa o indirectamente, de los horrores del Holocausto; Israel quiere que renunciemos al más elemental juicio crítico y nos transformemos en un eco dócil de su voluntad; Israel quiere que reconozcamos de iure lo que, para ellos, es ya un ejercicio de facto: la impunidad absoluta.
Desde el punto de vista de los judíos, Israel no podrá ser nunca sometido a juicio, porque fue torturado, gaseado e incinerado en Auschwitz. Me pregunto si aquellos judíos que murieron en los campos de concentración nazis, aquellos que fueron perseguidos a lo largo de la historia, aquellos que murieron en los pogromos, aquellos que quedaron olvidados en los guetos, me pregunto si esa inmensa multitud de desgraciados no sentiría vergüenza al ver los actos infames que están cometiendo sus descendientes. Me pregunto si el haber sufrido tanto no sería el mejor motivo para no hacer sufrir a los demás.
Las piedras de David han cambiado de manos, ahora son los palestinos los que las arrojan. Goliat está al otro lado, armado y equipado como nunca lo ha estado soldado alguno en la historia de las guerras, aparte, claro está, del amigo norteamericano. Ah, sí, las horrendas matanzas de civiles causadas por los llamados terroristas suicidas... Horrendas, sí, sin duda; condenables, sí, sin duda, pero a Israel le queda aún mucho que aprender si no es capaz de entender las razones que pueden llevar a un ser humano a transformarse en una bomba.
Afirman algunas autoridades en temas bíblicos que el Primer Libro de Samuel se escribió en la época de Salomón o inmediatamente después; en cualquier caso, antes del cautiverio en Babilonia. Otros estudiosos no menos competentes afirman que no sólo el Primero, sino también el Segundo Libro de Samuel se redactaron después del exilio de Babilonia, y que su composición obedece a lo que la estructura histórico-político-religiosa denomina esquema deuteronomista, es decir, sucesivamente, la alianza de Dios con su pueblo, la infidelidad de ese pueblo, el castigo de Dios, la súplica del pueblo, el perdón de Dios.
Si el venerable texto procede de la época de Salomón, podemos decir que sobre él han pasado hasta hoy, en números redondos, unos tres mil años. Si los redactores llevaron a cabo su trabajo después de que los judíos regresaran del exilio, entonces hay que restar a ese número unos 500 años, mes más, mes menos.
Esta preocupación por el rigor temporal tiene como único propósito proponer a la comprensión del lector la idea de que la famosa leyenda bíblica del combate entre el pequeño pastor David y el gigante filisteo Goliat (que no llegó a producirse) se cuenta equivocadamente a los niños, por lo menos, desde hace 25 ó 30 siglos.
A lo largo del tiempo, las diversas partes interesadas en el asunto han ido elaborando, con la conformidad acrítica de más de 100 generaciones de creyentes, tanto hebreos como cristianos, toda una engañosa mistificación sobre la desigualdad de fuerzas que había entre los brutales cuatro metros de altura de Goliat y la frágil complexión física del rubio y delicado David.
Dicha desigualdad, enorme según todas las apariencias, quedaba compensada e invertida a favor del israelita gracias a que David era un muchacho astuto, y Goliat, una estúpida masa de carne; tan astuto era el primero que, antes de ir a enfrentarse al filisteo, encontró en la orilla de un riachuelo que había por allí cerca cinco piedras lisas, que metió en la alforja; tan estúpido el otro, que no se dio cuenta de que David llegaba armado con una pistola. Que no era una pistola, protestarán, indignados, los amantes de las verdades míticas soberanas, que era simplemente una honda, una humildísima honda de pastor, como las que habían utilizado en tiempos inmemoriales los criados que tenía Abraham para cuidar el ganado.
Es verdad, no parecía una pistola, no tenía cañón, no tenía culata, no tenía gatillo, no tenía cartuchos; lo que tenía eran dos cuerdas finas y resistentes, atadas por los extremos a un pequeño pedazo de cuero flexible, en cuyo hueco la mano experta de David colocó la piedra que, desde lejos, partió veloz y poderosa como una bala contra la cabeza de Goliat, le derribó y le dejó a merced del filo de su propia espada, que ya empuñaba el diestro tirador.
Si el israelita consiguió matar al filisteo y dar la victoria al ejército de Dios vivo y de Samuel, no fue por ser más astuto, sino simplemente porque llevaba consigo un arma de largo alcance y sabía manejarla.
La verdad histórica, modesta y nada imaginativa, se conforma con enseñarnos que Goliat no tuvo ni siquiera la posibilidad de poner las manos encima de David; la verdad mítica, insigne fabricante de fantasías, nos embaucó hace 30 siglos con el maravilloso cuento del triunfo de un pequeño pastor sobre la brutalidad de un guerrero gigantesco al que, al final, de nada sirvió el pesado bronce del casco, la coraza, las espinilleras y el escudo.
Sea cual sea la conclusión que podamos sacar del desarrollo de este edificante episodio, David, en las numerosas batallas que le convirtieron en rey de Judá y Jerusalén y extendieron su poder hasta la margen derecha del Éufrates, no volvió a usar la honda ni las piedras.
Tampoco las usa ahora. En los últimos 50 años han crecido hasta tal punto las fuerzas y la dimensión de David, que ya no es posible ver y reconocer diferencias entre él y el altivo gigante; incluso puede decirse, sin ofender la deslumbrante claridad de los hechos, que se ha convertido en un nuevo Goliat.
David, hoy, es Goliat, pero un Goliat que ya no carga con armas de bronce inútiles y pesadas. Aquel rubio David de antaño sobrevuela en helicóptero las tierras palestinas ocupadas y dispara misiles contra inocentes desarmados, aquel delicado David de otrora tripula los tanques más poderosos del mundo y aplasta y revienta todo lo que encuentra a su paso, aquel David lírico que cantaba loas a Betsabé, encarnado ahora en la figura gargantuesca de un criminal de guerra llamado Ariel Sharon, lanza el 'poético' mensaje de que primero es preciso acabar con los palestinos para después negociar con los que queden. En pocas palabras, en esto es en lo que, con ligeras variaciones meramente tácticas, consiste desde 1948 la estrategia política israelí.
Intoxicados mentalmente por la idea mesiánica de un Gran Israel que haga por fin realidad los sueños expansionistas del sionismo más radical, contaminados por la monstruosa y arraigada 'certeza' de que en este mundo catastrófico y absurdo existe un pueblo elegido de Dios y que, por tanto, están automáticamente justificadas y autorizadas, en nombre de los horrores del pasado y de los miedos de hoy, todas las acciones nacidas de un racismo obsesivo, psicológica y patológicamente exclusivista, educados y formados en la idea de que cualquier sufrimiento que hayan infligido, inflijan o vayan a infligir a los demás, especialmente a los palestinos, siempre será inferior a los que ellos padecieron en el Holocausto, los judíos arañan sin cesar su propia herida para que no deje de sangrar, para hacerla incurable, y la muestran al mundo como si se tratase de una bandera.
Israel se adueña de las terribles palabras de Dios en el Deuteronomio: 'Míos son la venganza y el pago'. Israel quiere que todos nosotros nos sintamos culpables, directa o indirectamente, de los horrores del Holocausto; Israel quiere que renunciemos al más elemental juicio crítico y nos transformemos en un eco dócil de su voluntad; Israel quiere que reconozcamos de iure lo que, para ellos, es ya un ejercicio de facto: la impunidad absoluta.
Desde el punto de vista de los judíos, Israel no podrá ser nunca sometido a juicio, porque fue torturado, gaseado e incinerado en Auschwitz. Me pregunto si aquellos judíos que murieron en los campos de concentración nazis, aquellos que fueron perseguidos a lo largo de la historia, aquellos que murieron en los pogromos, aquellos que quedaron olvidados en los guetos, me pregunto si esa inmensa multitud de desgraciados no sentiría vergüenza al ver los actos infames que están cometiendo sus descendientes. Me pregunto si el haber sufrido tanto no sería el mejor motivo para no hacer sufrir a los demás.
Las piedras de David han cambiado de manos, ahora son los palestinos los que las arrojan. Goliat está al otro lado, armado y equipado como nunca lo ha estado soldado alguno en la historia de las guerras, aparte, claro está, del amigo norteamericano. Ah, sí, las horrendas matanzas de civiles causadas por los llamados terroristas suicidas... Horrendas, sí, sin duda; condenables, sí, sin duda, pero a Israel le queda aún mucho que aprender si no es capaz de entender las razones que pueden llevar a un ser humano a transformarse en una bomba.
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