
Betty Boop fue el primer personaje que se animó a mostrar a una mujer sensual y a revelar su sexualidad. Con vestidos cortos que no escatiman en escote, sus creadores trataron de hacer visible su faceta sexy, haciendo que los demás personajes intentaran siempre verla mientras se vestía. En la caricatura Betty Boop´s Bamboo Isle, ella apareció sólo cubierta con un collar de flores y una pollera hawaiana, bailando el hula-hula. Toda una osadía para la época.
Sin embargo, no tardó en caer sobre ella la censura. En 1934, los guionistas debieron transformar a Betty en una corriente ama de casa, con vestidos largos y recatados, sin marido y sólo acompañada de un perro llamado Pudgy. Obviamente, esto hizo caer en el abismo al personaje, que ya no atraía a su público habitual. Desapareció en 1939, y recién reapareció hacia la segunda mitad del siglo, como símbolo de la liberación sexual, en el marco del movimiento contracultural de los Estados Unidos.
A pesar de todas las críticas sobre su “promiscuidad”, los creadores trataron siempre de que el personaje, que oficialmente tenía 16 años, permaneciera “puro”. Por ejemplo, en la película Boop-Oop-A-Doop, Betty le cuenta al payaso Koko que, a pesar de ser amenazada, el malo "¡no pudo quitarme mi Boop-Oop-A-Doop!". Una manera sutil de sentar posición sobre un tema que, años después, sería la característica excluyente que haría a Betty Boop conocida en el mundo.
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