María Galindo, de la organización anarco-feminista boliviana Mujeres Creando, denuncia la expropiación de los cuerpos de sus congéneres. Señala que reconquistar la soberanía sobre ellos y sobre la sexualidad debe ser un proyecto político liberador que involucre a la sociedad en su conjunto. A propósito del proyecto de ley de Derechos Sexuales y Reproductivos de su país, advierte que no alcanza con formular nuevas normativas, si no vienen acompañadas de un verdadero cambio cultural. El desencuentro entre la ley y el derecho. El peligro de la tecnocracia de género, enunciado por esta artista que, como forma de protesta, se puso a pintar penes en pleno centro de La Paz.
Es justo y necesario que este cuerpo mío, sea siempre mío
Apuntes sobre el proyecto de ley de Derechos Sexuales y Reproductivos
María Galindo
Mujeres Creando
En la sociedad boliviana las mujeres vivimos cotidianamente la expropiación de nuestros cuerpos a través de la expropiación del derecho de decidir sobre ellos. Expropiación que es parte de nuestra mismísima socialización desde muy pequeñas a partir de patrones culturales de normatización y control social sobre las formas de vestir, de movernos, de expresar nuestros deseos eróticos y sobre las cosas pequeñas y concretas de la vida desde el beso hasta la maternidad, todo está sujeto a un control patriarcal condenatorio y amenazante. ¡Guay de ti que te embaraces¡, ¡guay de ti que no seas virgen¡, ¡guay de ti que te gusten las chicas¡, ¡guay de ti que no te cases¡, ¡guay de ti que seas una mala madre¡.
La conversión del cuerpo de las mujeres en objeto, en cosa idiotizada e intercambiable para uso sexual es uno de los extremos de expropiación, ejemplo magnifico de ello son "las magníficas" a quienes el presidente Carlos Mesa no dudó en calificar de expresión de bolivianidad en sus recientes declaraciones en el salar de Uyuni; esto para que nos demos cuenta del grado de oscurantismo de los patriarcas ilustrados bolivianos.
Reconquistar la soberanía de nuestros cuerpos y de nuestra sexualidad es sin duda una de las tareas políticas fundamentales del feminismo y al mismo tiempo un proyecto político liberador que involucra a la sociedad en su conjunto porque interpela patrones culturales que son la base misma de la construcción patriarcal de las sociedades y plantea un cambio social pendiente para el conjunto de las sociedades en escalas y sentidos diferentes.
En ese contexto y dentro ese proyecto liberador las Mujeres Creando planteamos hace años ya una otra línea de socialización a las jóvenes cuando escribimos en las puertas de sus colegios:
Que vivan las gordas
Que vivan las morenas
Quiero ser mujer sin modelos que imitar
o cuando des-sacralizamos el cuerpo desnudo del varón bajándolo del altar para pintar penes vulnerables, pequeños y flácidos al medio día a los pies del obelisco. Dentro ese contexto donde la propuesta nuestra está basada en el desacato y la transgresión como instrumentos de cambio social es que nos gustaría exponerles nuestro punto de vista respecto del proyecto de ley mencionado.
La confusión político-filosófica entre ley y derecho:
¿Se conquista todo derecho a través de la promulgación de una ley?. Históricamente sabemos que la ley es un instrumento jurídico del orden dominante, no por nada las cárceles están llenas de pobres, de indígenas y de sectores que más que otra cosa han sido criminalizados o no han accedido a formas de defensa que por otro lado supuestamente las leyes les garantizan. Entretanto reina la impunidad en los sectores de quienes cometen delitos graves contra los bienes comunes, pero que gozan de formas de protección porque son parte de un orden que no los puede condenar. A pesar de esta constatación elemental la lógica de traducir un problema social en la formulación de un proyecto de ley como santo remedio a males sociales estructurales es una medida simplona que convierte a los movimientos en clientes del sistema político partidario y es parte de las estrategias que desde la oeneges han sido la forma como han pretendido autoconstituirse en representantes de la sociedad civil. Estrategia que por otro lado tiende a aniquilar del imaginario político otras lógicas de accionar social que tienen un sentido más crítico, más movilizador y más desestabilizador del sistema, es decir estrategias que no tienen como horizonte la reforma legal o lo que yo denominaría la indigestión legal que es la sobresaturación de normas jurídicas muertas puesto que son inaplicables cuando de velar por las y los débiles se trata. En otras palabras si este proyecto se promulgaría mañana mismo y lo firmaran todos los patriarcas habidos y por haber no se movería nada de su sitio así de patético es y así de falso es.
En síntesis podemos decir sobre los contenidos de esta ley que:
- confunde derecho con ley,
- agrupa de manera desordenada algunos derechos que ya están formulados en el ordenamiento jurídico vigente y que no se cumplen, reescribirlos y repromulgarlos no será pues más que un pasatiempo¡¡.
- traslada a la instancia jurídica lo que pertenece al orden educativo como es el tema de la educación sexual integral sin además entrar en lo que por educación sexual integral debemos entender. La omisión sobre los contenidos es inadmisible.
Y por último respecto del derecho a la no discriminación que como lesbiana supuestamente esta ley me otorga me río, me río, me río. Yo que he hecho de mi vida, de mi cuerpo y de mis palabras un instrumento de lucha creativa contra la homofobia entre otras cosas, sé que el problema está determinado por patrones culturales y miedos que hay que desafiar sin medida, ni cansancio, ni tregua alguna para afirmar una y todas las libertades del ser humano al mismo tiempo, lejos estamos de la ley en este campo puesto que la ley resultaría en lugar de ser un avance nada más que un disfraz pequeño sino ridículo para una monstruosa deshumanización. La homofóbia es una construcción cultural profundamente arraigada la conocí muy joven en mi familia y la reencontre en todos los círculos sociales habidos y por haber, se la ejerce más allá y más acá de la ley y por eso no hay necesidad de penalizar la homosexualidad porque la sociedad misma ya la condena. Si la sociedad no la condenara la penalización existiría, porque la relación entre permisividad y condena es una relación perversa dentro el sistema patriarcal. El matrimonio por ejemplo no es jurídicamente obligatorio, pero culturalmente sí, por eso se monta en torno del matrimonio un mito para que lo deseemos, lo aspiremos y en definitiva lo obedezcamos como fieles esclavas, de esta manera la obligatoriedad jurídica no se hace necesaria, esto para citarles un otro ejemplo más de normatización del cuerpo, el sexo y el amor.
Una última reflexión sobre el desencuentro entre ley y derecho, no se trata de un desencuentro definitivo, hay momentos históricos donde ley y derecho se hacen uno, son los momentos que podemos llamar revolucionarios por ejemplo cuando las mujeres hemos conquistado el voto, cuando se abolió la esclavitud, cuando conquistamos el divorcio, en fin momentos históricos que son patrimonio de la humanidad, nuestra apuesta es en ese contexto avanzar en ese camino que es el camino de los cambios sociales basados en las conquistas de espacios y libertades que empiezan siempre por ser atrevidas, utópicas ilegales, irreverentes y más¡¡¡.
mujer
para ser libre, ámate
La inexistencia de un análisis del Estado:
La tecnocracia de género que se adscribió al proyecto neoliberal militantemente tanto desde las ONGs. como desde los pseudo espacios estatales que le fueron asignados como cuota dentro del proyecto, jamás considero necesaria la discusión feminista del Estado, puesto que actuó y diseñó sus políticas bajo la premisa simple y básica de que la solución viene por la vía de la incorporación al sistema a partir de la reivindicación de algunos derechos. De esta manera no se realizó una crítica profunda al carácter patriarcal del Estado y se ensayó con el Estado una relación de simple demanda como si de un padre, un árbitro neutral o un tutor se tratara sin entender que el Estado está construido sobre la base de la subordinación de las mujeres como uno de sus elementos esenciales.
El proyecto de ley que nos presentan responde al mismo esquema neoliberal de un Estado permisivo que moderniza su modo de control y expropiación del cuerpo de las mujeres. El título de la ley como derechos sexuales y reproductivos expresa este patrón patriarcal que es justamente la fusión confusa entre reproducción y sexualidad. Los derechos sexuales y la sexualidad es una, es un campo de lo humano es el derecho al conocimiento de mi cuerpo, al goce sexual, a la libertad de opción y decisión y la reproducción es otro campo de la humano es la maternidad y la paternidad, los derechos y responsabilidades en estos campos.
La fusión de reproducción y sexualidad es el paradigma patriarcal que además funciona sólo para el cuerpo de las mujeres puesto que únicamente las mujeres se embarazan y puesto que los varones en sociedades patriarcales están exentos de toda responsabilidad para con el embarazo e inclusive la paternidad resulta ser una opción tácita al existir la prerrogativa jurídica del reconocimiento o desconocimiento del "hijo" fruto de la relación sexual. El control de la reproducción desde una visión patriarcal es el control del cuerpo de las mujeres a medida de las necesidades e intereses del Estado o más bien de la demografía mundial controlada por los Estados del norte.
Como vemos estamos ante un problema harto complejo para el cual el proyecto de ley no alcanza a ser ni un pañuelo que quite los mocos de la nariz.
Padre nuestro si estás en los cielos, líbrame de los curas crueles, de sus hipocresías, de sus púlpitos y de sus condenas
La Iglesia como institución política es compleja, dicen los católicos que la Iglesia está hecha del pueblo de Dios y que cada bautizado o bautizada forma parte de ella en horizontalidad, fraternidad y fe. Sin embargo, las jerarquías eclesiásticas hablan por la Iglesia sin participación ninguna de ese pueblo de Dios, quedan fuera de significación los y las bautizadas. También quedan fuera las religiosas que son las hormigas que no sólo hornean todas las hostias de las misas, sino que son esas carismáticas mujeres que aportan con ternura y misericordia en su cotidiana labor, justamente lo que a los jerarcas les falta.
En nuestro país la Iglesia es poderosa, controla un alto porcentaje de la educación a través de sus colegios, tiene medios de comunicación, tiene importantes millones de dólares anuales de las Iglesias ricas del mundo, goza de prebendas estatales inimaginables y peca peca y peca a gusto y apetito de las jerarquías. Tanto poder y tanta plata en medio de tanta hambre le ha dado a la Iglesia en Bolivia un rostro medioeval. El asistencialismo denigrante con el que ha construido esa vasta red clientelar que tiene en ciudades como El Alto es una muestra. Su actitud ante el proyecto retrata la jerarquía de cuerpo entero, porque no se tomaron ni la molestia de leerlo o de entenderlo actuaron de manera oscurantista. Condenaron sin reflexionar, y desinformaron a la población sin ética, mintiendo descaradamente porque parece que piensan que lo que de sus bocas sale en verdad se convierte.
Alzaron el teléfono para llamar al presidente y decirle que "esito no".
Como expuse ampliamente estoy absolutamente convencida que el proyecto nada nuevo ni ganancioso trae, pero ver la prepotencia de la Iglesia, el abuso de poder, la forma como movilizó a sus redes clientelares con letreros como mueran lesbianas, abajo el SIDA y demás muestras de un lenguaje no ya conservador sino bárbaro, carente de inteligencia, de información, de respeto al otro es una muestra de la profunda decadencia en la que se encuentra la jerarquía boliviana. Tan gorda, tan rica, tan acomodada y tan medieval.
Tú me quieres virgen
Tú me quieres santa
Tú me tienes harta
Lo que no deja de sorprender es el hecho de que la evidencia que tiene la iglesia de lunes a lunes es que sus dogmas son rotos por sus fieles y que la capacidad de demonizar el sexo y el cuerpo, la capacidad de condenar y de normar el privado de las personas erosiona día por día. Ante esto ellos no modifican el discurso que se hace reaccionario porque incluso en muchos casos pisotean al propio Concilio Vaticano Segundo honrando desde sus púlpitos la doble moral y la hipocresía, tal como pasaba en la edad media previa al cisma católico.
Manchas de sangre en sus camisas blancas
Bolivia vive un momento muy especial, es la posibilidad abierta con las manos de reconstituir la sociedad misma. Esa posibilidad no vino desde arriba, desde el parlamento el gobierno o los partidos políticos, vino con octubre desde un pueblo, inclusive un pueblo no organizado, sino hambriento e indignado.
Ahora viene la constituyente que quiere decir constituir o reconstituir las bases mismas. Esto significa la necesidad de sumar fuerzas reflexiones y empeños hacia esa reconstitución social y política, ser capaces de dibujar una línea ética entre lo que vivimos estos 20 años de neoliberalismo y lo que queremos hacer hacia futuro. Es eso básicamente lo que puede significar la celebración de una próxima Asamblea Constituyente salvo que eso más nos sea arrebatado (lo cual es un riesgo latente), pero en todo casó aún podemos hablar que hacia allí vamos.
Esta línea ética implica la deslegitimación del parlamento boliviano y con él del sistema político que estuvo vigente previo a octubre. Los y las parlamentarias no son interlocutores válidos porque fueron los protagonistas del cuoteo, de la mercantilización de la política, de la contemplación pasiva sino cómplice de la masacre del pueblo alteño. En ese contexto oficiosamente las oenegistas presenta al parlamento el proyecto de ley mencionado y el parlamento lo aprueba por unanimidad porque no hay mejor pañuelo donde limpiarse la mugre que no seamos las mujeres y nuestros derechos o lo que por lo menos a eso suene. Diputadas como Teresa Paz recuperan espacio público para constituirse en defensoras del proyecto y de las mujeres cuando nada dijeron frente a la masacre por ejemplo. Es en verdad el pedido a que actuemos de una manera esquizoide y que perdamos la perspectiva y la relación entre derechos e historia, entre derechos y actores políticos entre derechos y sociedad. Como si las mujeres fuésemos ahistóricas, apolíticas y nada tuviéramos que ver con los procesos de nuestra sociedad misma. Me niego a entrar tontamente en esa actitud que si no es oportunista es infantil.
Lo que tenemos para ganar como sociedad es la reconstitución de una democracia más profunda, cuando consolidemos ese escenario y tengamos interlocutoras e interlocutores legítimos podremos y deberemos hablar de todos estos temas. Y ojo no lo digo por la típica premisa de primero la revolución luego las mujeres, todo lo contrario, sino por la ubicuidad histórica y el relacionamiento de los hechos que el hacer política nos exige.
Entretanto nosotras hemos construido y seguimos construyendo un espacio social que ha desafiado a la mismísima Iglesia y al Estado, es el espacio de la desobediencia y el desacato, espacio que crece y se nutre cada día con las desobediencias de cientos de mujeres y con la germinación de un movimiento imborrable ya del imaginario político urbano.
Es un espacio organizativo concreto que ha instalado un referente de rebeldía social para las mujeres y muy especialmente para las mujeres jóvenes, rompiendo los esquemas de subordinación y dominación de ese espacio salieron dos propuestas educativas en educación sexual para mujeres y hombres jóvenes, salieron desde allí directamente a la sociedad esto para citar ejemplos concretos y que no se crea que el espacio de desobediencia del que hablo es un canto lírico, su alcance es en un sentido limitado y por eso la necesidad que tenemos nosotras de multiplicar las fuerzas y buscar espacios de resonancia, estoy de acuerdo y en ello estamos. Arrieras somos y en el camino nos encontramos
Mujeres que se organiza
No plancha más camisas